La Comisión filipina de derechos humanos cita los esfuerzos de la iglesia para detener abusos. El trabajo realizado durante la guerra contra el narcotráfico gana elogios especiales.
(Manila, 4 de mayo) – La Comisión de derechos humanos de Filipinas ha elogiado a grupos religiosos y periodistas que cubren la información sobre la guerra del gobierno contra la droga y su contribución, logrando sacar a la luz los abusos de los derechos humanos que ha causado la campaña.
“Son simples actos individuales, actos de valentía, actos de solidaridad, actos de justicia, actos de bondad, los que nos han dado luz en medio de la oscuridad”, dijo José Luis Gascon, presidente de la Comisión de Derechos Humanos.
El organismo de derechos humanos elogió a los padres y hermanos redentoristas por “hacer mucho más de lo que cualquiera de nosotros puede imaginar” ayudando a las víctimas de la “guerra contra las drogas”.
La Hermana Franciscana Cres Lucero, también recibió el reconocimiento en nombre de la Alianza Filipina de Defensores de Derechos Humanos, en su rol de vocal en su crítica a la guerra anti-narcóticos del gobierno. Dijo que hay necesidad de más abogados que tendrán que defender a las víctimas de los abusos de derechos y “romper el silencio de la impunidad”.
Al menos 8.000 homicidios han estado vinculados a la campaña intensificada por el gobierno contra las drogas ilegales desde que el presidente Rodrigo Duterte llegó al poder en junio de 2016.
Gascón dijo que los redentoristas del país han proporcionado una inspiración para proseguir, contra los asesinatos a pesar de las dificultades.
“Para los muchos familiares de las víctimas, los primeros que han acudido son los sacerdotes y los hermanos redentoristas que trabajan en el santuario, donde ofrecen ayuda psicosocial”, dijo Gascón.
El organismo de derechos humanos también reconoció a otros grupos religiosos que han estado trabajando en silencio y “que prefieren en este momento mantenerse en la sombra, continuando lo que están haciendo”.
Dijo que el ejemplo de grupos como los Redentoristas, los abogados defensores de los derechos humanos y la Asociación de Principales Superiores Religiosos de Filipinas “nos humilla pero nos da coraje”.
El padre Redentorista Amado Picardal dijo que el reconocimiento otorgado por el organismo de derechos humanos fue una “afirmación” de la misión de la Iglesia de defender los derechos humanos y “caminar con el pueblo”.
“Si bien los problemas [de homicidios y abusos de derechos humanos] están allí, nosotros estaremos también allí”, dijo el sacerdote, añadiendo que su Congregación del Santísimo Redentor, fueron llamados “redemp-terroristas” durante los años de la ley marcial por luchar contra la dictadura y por trabajar a favor de los derechos humanos. “Este ha sido nuestro compromiso constante. Esto es parte de nuestra misión, nuestra misión profética como Redentoristas “, dijo el Padre Picardal.
Dijo que el compromiso es “no sólo ayudar a enterrar a los muertos y contar las bajas”, sino también “proporcionar santuarios (expresión que significa acoger y proteger) no sólo a las víctimas sino también a los testigos”.
El P. Picardal dijo que varios grupos religiosos, incluyendo la Conferencia Episcopal, han estado colaborando en la defensa de la vida y los derechos humanos. “Nosotros no somos sólo una voz en el desierto, colaboramos con otros”, dijo.
El organismo constitucional de derechos humanos, que celebra su trigésimo aniversario esta semana, dijo que Filipinas “ha entrado en un período de oscuridad”. Aun cuando Gascon denunció lo que describió como la falta de apoyo público a los derechos humanos, también reconoció el trabajo de fotoperiodistas que cubrían los asesinatos relacionados con las drogas en los últimos nueve meses.
“Ellos inspiran esperanza”, dijo Gascon, agregando que los periodistas no han renunciado al “preciado principio de los derechos humanos” y “han proporcionado luz en medio de la oscuridad”.
Dijo que “el problema fundamental de los derechos humanos es la impunidad”, agregando que lo que está pasando en Filipinas son las más atrocidades y violaciones de derechos humanos fundamentales que no se han visto desde el final de la dictadura de Marcos en 1986.
Joe Torres, Manila
Filipinas
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