Fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro, domingo 25 de junio de 2017

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El Domingo 25 de junio, la comunidad de los fieles de la Iglesia de San Alfonso en Roma, ha celebrado la fiesta de la Virgen del Perpetuo Socorro. Una iglesia llena y unidos en la oración que luego ha querido expresar su fe públicamente por las calles alrededor de la iglesia, de hecho, después de la solemne celebración de la Eucaristía tuvo lugar la procesión por el barrio Esquilino. Poco más tarde, un concierto de la banda de los “Alpini Latina”.

La celebración fue presidida por el Padre General de los Redentoristas, P. Michael Brehl al que han acompañado muchos fieles de Roma, los miembros de la Congregación del Santísimo Redentor y peregrinos de todo el mundo; hay que indicar específicamente al grupo de los cohermanos presentes porque participan en el curso de espiritualidad que en estos días se lleva a cabo en Italia.

Durante la homilía, el Padre Michael Brehl invitó a contemplar el Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en su significado sugerido por las lecturas de la misa: En la primera lectura de Isaías, nos encontramos con el misterio de la Encarnación, Emmanuel, Dios con nosotros … En la segunda lectura, la gloria de la nueva vida que vivimos en Cristo resucitado – y María, Madre de la Iglesia … en los Evangelios, el misterio pascual – la pasión, que nos lleva a la resurrección. Este Evangelio nos muestra la vocación de María de continuar el misterio de la misión de su amado hijo después de su muerte en la cruz. Como Madre, María está siempre con nosotros, y nos lleva a Jesús.

A continuación, ofreció el testimonio de la comunidad en Belfast, Irlanda: católicos y protestantes, unos 12 mil todos los días, para orar juntos.

Hoy, el icono misionero sigue su peregrinaje alrededor del mundo.

El Santo Padre, para referirse a la misión de María, nos dijo que se trata de una misión de evangelización. María nos muestra el poder revolucionario de la ternura y la compasión. Francisco nos enseña cuatro verbos para hablar de la misión de María: acompañar, reunir, orar, luchar.

María acompaña siempre a los abandonados y los pobres con compasión y comprensión, con ternura y misericordia. Ella es siempre la madre que no puede abandonar a sus hijos, especialmente a los más vulnerables.

María sabe cómo reunir a la familia alrededor de la mesa para compartir y crecer en el amor fraternal y abrirse a los demás. María lo hace en todos los santuarios más importantes del mundo.

María nos enseña a orar como ella ora, medita en los eventos y reflexiona desde la palabra de Dios. Es una oración por los demás, para los necesitados, para incluir a todos.

María, al final, siempre lucha por la justicia, pero con el poder revolucionario de la ternura y de la misericordia. Ella es realmente profeta, pero un profeta de la justicia con la ternura de Dios.

Hoy, María nos invita a seguir sus pasos, para acompañar, reunir, orar y luchar por la justicia.