Los redentoristas en Loja
(Loja, Ecuador) – Los redentoristas de las viceprovincias: Perú norte, Perú sur y de la Provincia de Quito, desde el 4 de febrero por la tarde, hemos comenzado a llegar a Loja (Ecuador) para participar de la visita extraordinaria del Gobierno General a nuestra zona de la URNALC.
Dicho encuentro regional de las tres unidades, está programado para el 5 al 9 de febrero del presente año, en la gran ciudad ecuatoriana de Loja, conocida también, como la “Centinela del Sur”, por sus bellezas singulares y sus tradiciones culturales y, por ser uno de los principales atractivos turísticos del país, con innumerables valles y pequeñas elevaciones.
Para nosotros redentoristas, Loja; sobre todo, la provincia de redentorista de Quito (Ecuador) es la historia hermosa y linda que podemos contar; pero también, la historia que tenemos que construir y dejar de vivir de las rentas heredadas por intrépidos redentoristas de otrora. Ecuador, en este caso, Loja, es lugar donde estamos llamados a ser “portadores de la copiosa redención”, es la tierra prometida para ser “Testigos del Redentor: solidarios para la misión en un mundo herido”. Esta hermosa tierra ecuatoriana, es para nosotros los 80 redentoristas presentes, el nuevo Horeb que nos exige ver y silencio interior, porque Dios está pasando en la brisa suave (profeta Elías) que nos ha convocado; es decir, en el amor a Dios, a nuestro carisma y espiritualidad.
También como al profeta Elías, sentimos que el mismo Dios del Horeb, nos invita a desandar el camino del éxodo, de nuestro éxodo redentorista para encontrar las grandes motivaciones fundantes de una congregación y volver a sentir, vivir y comprometernos con la disponibilidad para ser enviados de nuevo.
Aquí sentimos que es el mismo Dios – Padre y misericordioso que nos convoca, nos reúne y nos invita a través del joven vestido de blanco del evangelio: reencontrarnos con Jesús en Galilea para comenzar y proseguir la misma misión del Redentor: hacer que el amor del Padre impere en los corazones humanos; una tarea que se vuelve imposible sin el gran deseo: “ser un cuerpo para la misión”. Para cumplir con dicho proyecto del Padre, también como religiosos redentoristas de América Latina y el Caribe, no nos queda alternativa que dejar el sepulcro (como Jesús, como Lázaro) y desatar las vendas que nos impiden el desprendimiento, la restructuración individual, comunitaria y congregacional.
Los redentoristas de Perú y Ecuador, desde la llegada de los misioneros europeos a nuestras tierras ha demostrado ser una única unidad, con único carisma y una única meta: evangelizar, llevar el amor de Dios a los más pobres y alejados de las grandes ciudades de finales del siglo XIX y en los idiomas nativos: quechua, aymara, asháninca, machiguenga y campa. Por ello, nuestra reunión regional al día de hoy, lo sentimos como un pedido del mismo Dios para alzar la mirada teológica y de nuevo escuchar: “al comienzo no era así”, al comienzo no existía el divorcio, porque Dios ha hecho la unidad, una unidad llamada Congregación del Santísimo Redentor.
Estamos muy agradecidos a Dios por este acontecimiento que nos regala, agradecemos la presencia del Padre Rogerio Gómes, nuestro Consejero General; el Padre Marcelo Concepción Araujo, nuestro Coordinador de la Conferencia de América Latina y el Caribe; el Padre Ramón Correa, Provincial de la Provincia redentorista de Buenos Aires (Argentina), quien, los últimos años ha venido siendo un gran apoyo, compañero y padre de la Viceprovincia Perú Sur. Estamos los redentoristas peruanos, representados por sus respectivos viceprovinciales: Padre Narciso Chinguel Flores, Viceprovincial de Perú Norte; P. Guillermo Ramírez Livia, Viceprovincial de Perú Sur. De manera muy especial, agradecemos al Padre Sixto Guerrero, provincial de la provincia redentorista de Quito, hoy anfitrión y encargado de toda la logística que demanda el encuentro de 80 redentoristas. No olvidamos a nuestros respectivos consejeros, formadores y secretariados diversos.
Todos con una meta actual: seguir animándonos, fortaleciéndonos e interiorizando el proceso de la restructuración del corazón, como de las estructuras, siempre en función de la misión. En suma, Dios nos sigue retando. Pedimos a este Dios que nos regale su gracia para saber responder a tiempo el grito de los heridos de hoy, tanto a los de afuera, como a los del interior de cada una de nuestras unidades y; de esta manera, seguir siendo signos proféticos y escatológicos hoy; que no es otro, sino, ser Testigos del Redentor en un mundo herido.
Nuestras reuniones, ponencias, trabajo en grupo y el retiro espiritual del martes, siempre van dejando resquicios para poder decir nuestra propia palabra, para leer y compartir nuestra historia vocacional, como historia de redención. En cada historia vocacional, para quienes somos finos con el odio del corazón, el testimonio de otros redentoristas, de una religiosa, la sencillez, la alegría, la humildad y el gran deseo de llegar a los más abandonados, han ido tejiendo una vocación, una historia y un deseo de seguir construyendo la historia propia y de la Congregación.
A todos los redentoristas del mundo, les pedimos sus oraciones. Que María, Madre del Perpetuo Socorro y San Alfonso, como los varios Santos, beatos y mártires redentoristas sigan intercediendo para proseguir en este gran proceso de la restructuración y ser de una vez signos de unidad en un mundo dividido, resquebrajado por ideología, por la violencia; signos de entrega y donación por amor a los predilectos del Padre, los pobres, los de la periferia y a los heridos actuales.
P. Guillermo Ramírez Livia
Superior Viceprovincial de Perú Sur