Misioneros de la Misericordia: continúa su misión

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(Ciudad del Vaticano) – El segundo encuentro del Papa Francisco con los Misioneros de la Misericordia se ha celebrado en Roma entre el 8 y el 11 de abril de 2018. Es la segunda ocasión en la que se encuentran los Misioneros creados por el Papa Francisco con ocasión del Año Jubilar de la Misericordia. La primera fue justo antes de la Cuaresma del Año Jubilar, cuando recibieron este mandato jubilar, en la que señaló: “Ser misionero de la Misericordia es una responsabilidad que se os confía porque requiere de vosotros que seáis en primera persona testigos de la cercanía de Dios y de su forma de amar”.

Francisco ha dado un nuevo impulso al significado del Sacramento de la Reconciliación en toda la Iglesia. Se trata de recuperar el deseo y la oportunidad de vivir un encuentro salvador con Cristo que a veces no es fácil, ya sea por los obstáculos que encuentra la persona para pedir perdón (vergüenza, culpa, dolor, etc.) o bien por la falta de oportunidades para celebrar el Sacramento del Perdón (ausencia de sacerdotes, disponibilidad de tiempo, etc.).

Los Misioneros de la Misericordia han sido enviados a distribuir por el mundo el perdón, la paz y la acogida de un Dios que siempre nos espera, constituidos en signos para toda la Iglesia, tanto para los sacerdotes como ministros del sacramento, como para los fieles que viven este encuentro de amor y paz. Al terminar el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco a querido prolongar este ministerio jubilar, y más de 550 Misioneros de todos los continentes se han reunido en Roma para compartir experiencias, oración y reflexión.

El encuentro comenzó con la Eucaristía del Domingo de la Misericordia en la Plaza de San Pedro. Después, durante tres días, los Misioneros se reunieron en la Universidad Lateranense y en el Vaticano. En el programa se desarrollaron conferencias, momentos de oración y confesiones, y convivencia fraterna. El día más importante fue el martes, con una conferencia del Papa Francisco, al final de la cual el Papa saludó personalmente a todos los Misioneros de la Misericordia. Finalmente, celebró la Eucaristía en el altar de la Cátedra, en la Basílica de San Pedro. Francisco, en la homilía de las lecturas del día, señaló dos aspectos fundamentales del ministerio que desarrollan los Misioneros de la Misericordia: el renacer personal y la vida de la comunidad. Su ministerio se mueve en esas dos direcciones, al servicio de las personas para que “renazcan de lo alto”, y al servicio de las comunidades, para que vivan con alegría y coherencia el mandamiento del amor. Pensando precisamente en esa misión, el Papa subrayó que quien anuncia la Misericordia, debe él mismo, en primera persona, nacer de lo alto, no como Nicodemo, que no entendía la lógica de Dios, la lógica de la gracia y la misericordia. No como depositarios de un carisma extraordinario, sino sacerdotes normales, simples, humildes, equilibrados, pero capaces de dejarse regenerar constantemente por la fuerza del Espíritu. En cuanto al servicio de la comunidad, Francisco subrayó que el Señor muerto y Resucitado es la fuerza que crea la comunión, como se manifestó en la primera comunidad de Jerusalén, reflejo de la unidad deseada por Dios para nuestro mundo.

Laureano Del Otero CSSR, misionero de la Misericordia (Albania)