Actualmente la interacción con robots es más de lo que imaginamos. Desde los más simples, como la máquina de café espresso con la que tratamos en la vida cotidiana, hasta los más complejos, como los humanoides o los empleados en intervenciones quirúrgicas o de guerra. Los robots incluyen tecnologías especializadas y, en diferentes campos del conocimiento, para lograr su propósito. Pueden ser autónomos y no autónomos. Los primeros pueden tomar decisiones utilizando sistemas informáticos sofisticados, mientras que los no autónomos o los telerrobots necesitan cierta supervisión humana o aportes a las decisiones que deben tomar. En cuanto a la forma física son zoomorfos, antropomorfos, amorfos o fijos, como en el caso del uso industrial.
Al conjunto de conocimientos científicos y técnicos en esta área de conocimiento la llamamos robótica. Roig dice que la robótica es la ciencia y la tecnología de los robots. Es una combinación de muchas disciplinas científicas y sus campos de aplicación se están expandiendo cada vez más». Este es un nuevo campo de estudio con diversas aplicaciones: militar, industrial, robótica afectiva, robots sexuales, de cuidado, usados en y otras áreas biomédicas, vehículos autónomos, robótica ambiental), servicios domésticos, producción de vehículos, reconocimiento de áreas inaccesibles, etc. [1]
Como se señaló, la robótica tiene varias aplicaciones y algún tipo de interacción con los humanos, como agente creativo o de las funciones que el robot está programado para realizar. Como toda tecnología, es ambivalente y tiene consecuencias directas o indirectas en el entorno humano, por lo que debemos reflexionar sobre esta realidad. En este caso, surge otra área de conocimiento, la roboética, entendida como el “conjunto de criterios o teorías que tienen como objetivo abordar todas estas cuestiones éticas planteadas por el desarrollo y uso de robots y que están diseñados por fabricantes y usuarios e incluso por los mismos robots. En principio, es la ética de quienes crean y usan robots, aunque están comenzando a tener una visión más amplia que incluye a los robots mismos”. [2]
Uno tiene la impresión de que la interactividad hombre-máquina ocurre externamente. El operador que la controla a distancia o ella que toma decisiones basadas en su inteligencia artificial. Esta visión es en parte correcta, pero cada vez más el uso de microrobots o nanorobots que se insertan en el cuerpo humano y parte de él, interrumpiendo cada vez más la visión natural y artificial, de modo que lo artificial será cada vez más natural. La robotización de la sociedad y el proceso de ciborgización de nuestras vidas tiene consecuencias filosóficas, éticas, legales y políticas. No es de extrañar que Asimov ya previera en ese momento las tres leyes de la robótica.
p. Rogério Gomes, CSsR
[1] Cf. SULLINS, John P. Introduction: Open Questions in Roboethics. Article in Philosophy & Technology. · (2011) 24, p. 235–237. BONIFATI, Nunzia. Et voilà I robot. Etica ed estetica nell’era delle macchine. Milano: Springer-Verlag, 2010, p. 5; SICILIANO, Bruno, TAMBURRINI, Guglielmo. Et voilà i robot! In: BONIFATI, Nunzia. Et voilà I robot, p. 27-29.
[2] ROIG, RAFAEL DE ASÍS. Ethics and robotics. A first approach. The Age of Human Rights Journal, 2 (June 2014), p. 4.