El 8 de diciembre, como Redentoristas, celebramos de manera especial. Cuando San Alfonso de Ligorio fundó la Congregación misionera en 1732, puso a nuestra familia religiosa bajo el patrocinio de la Santísima Virgen María, la Inmaculada Concepción. Hoy la veneramos especialmente y nos entregamos a ella como hijos, como lo hizo san Alfonso de Ligorio.
Constitution 32:
Consideren a la Bienaventurada Virgen María como su modelo y socorro, pues Ella, sierva del Señor, al recorrer el camino de la fe y abrazarse de todo corazón a la voluntad salvífica de Dios se consagró por entero a la persona y a la obra de su Hijo, y cooperó y sigue cooperando al misterio de la redención, como perpetuo socorro en Cristo para el pueblo de Dios. Por tanto, trátenla como Madre, con piedad y amor filial.
Fomenten con celo su veneración, sobre todo mediante el culto litúrgico, y celebren sus fiestas con especial fervor.
Fieles a la tradición alfonsiana, todos los congregados honrarán a diario a esta Bienaventurada Virgen. A todos se les recomienda el rezo del santo rosario para rememorar e imitar con ánimo agradecido los misterios de Cristo en que María participó.
Los redentoristas veneran al Santísimo Redentor, como titular del Instituto; a la Bienaventurada Virgen María bajo el título de Inmaculada Concepción, como patrona oficial de la Congregación, y bajo la advocación de Madre del Perpetuo Socorro, cuyo culto deben fomentar por encargo de la Santa Sede; a san José; a los santos Apóstoles; al fundador san Alfonso, modelo y padre de todos los congregados; a san Clemente, propagador insigne de la Congregación; a san Gerardo, ejemplar sobre todo para los hermanos coadjutores; a san Juan Nepomuceno Neumann, eminente por su celo pastoral; al beato Pedro Donders, aventajado en el servicio misionero para la salvación integral del hombre; al beato Gaspar Stanggassinger, que se dedicó incansablemente a promover las vocaciones religiosas y sacerdotales, y al beato Jenaro Sarnelli, fiel compañero de san Alfonso.