Crecer en santidad y compromiso con la propia vocación (Ch.V, n. 3)

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(del Blog de la Academia Alfonsiana)

Hace algún tiempo, siempre en el Blog, tuvimos la oportunidad de acercarnos, aunque sea poco, a Chistusvivit del Papa Francisco, la exhortación apostólica dirigida, en primer lugar, a los jóvenes unos meses después de la celebración del Sínodo de los Obispos 2018 (3-28 de octubre 2018).

Nos gustaría continuar profundizando el conocimiento de este documento motivado por las mismas palabras y por la invitación que el Santo Padre les dirigió, es decir, el compromiso de “vivir en la vida cotidiana las indicaciones de la reciente Exhortación Apostólica” en la que cada joven, y no solo, “Puede encontrar ideas fructíferas para su vida y su camino de crecimiento en la fe y en el servicio a sus hermanos” (Ángelus del Domingo de Ramos, 14.04.2019).

“Él vive y te quiere vivo …”

Como se sabe, la Exhortación comienza con el anuncio de una doble “certeza”, “Cristo vive” y “nos quiere vivos” (cf. ChV, n. 1). Un anuncio que Francisco se dirige a todos los jóvenes cristianos y, juntos, a todos los miembros de la Iglesia (cf. Ibid., N. 3). En esta elección de destinatarios, el deseo del Santo Padre de no querer descartar la reflexión y el camino que comenzó con el Sínodo de 2018, en el que los jóvenes mismos fueron protagonistas, sino, más bien, alentar y comenzar a mover nuevamente a toda la familia humana porque el compromiso “para” los jóvenes y “con” los jóvenes no concierne solo a algunos, y mucho menos solo a los jóvenes, sino a todos nosotros: jóvenes, adultos, ancianos, Iglesia, Sociedad (cf. Ibid). No es una coincidencia que la “carta”, como la definió el Santo Padre, se presente como un “hito”, que es un “signo” en el camino que resulta incomprensible si no está conectado a los pasos ya logrado con los Sínodos recientes, y si no está abierto a aquellos que aún no se han logrado para lograr el objetivo común deseado (cf. Ibid.). Y aquí, por supuesto, surge el compromiso obediente al que todos estamos llamados: descubrir y responder a la propia vocación, así como apoyar a “cada” joven y “todos” los jóvenes en su viaje personal de crecimiento en santidad y compromiso con su propia vocación.

En Christusvivit, el Papa responde personalmente a este llamado comprometiéndose, como “Anciano” entre los “ancianos” (cf. Ibid., N. 195), para ofrecer un camino lleno de ideas e indicaciones útiles para el viaje. En el texto, que es ciertamente grande (299 números), pero fácil e inmediato de leer, el Papa Francisco se dirige principalmente a los jóvenes al hablarles en segunda persona, pero no se olvida de ofrecer palabras “útiles” y “necesarias” también para aquellos que en la Iglesia están llamados a acompañar a las nuevas generaciones en caminos específicos y personales de maduración humano-espiritual.

Escucha, discernimiento y decisión.

Las contraseñas para acceder al documento y, por lo tanto, orientarse en el camino de reflexión propuesto allí (9 capítulos), de alguna manera son sugeridas por el propio Papa en su última visita a Loreto (25.03.2019). Es en este lugar, tan particular, donde todo habla de vocación, que el Papa quería firmar la exhortación post-sinodal y recordar a los presentes los momentos que caracterizan cada viaje vocacional: escuchar una Palabra que precede al hombre y que se abre a la plena comprensión del plan de Dios; el discernimiento necesario para comprender en profundidad las necesidades de este proyecto a fin de asumirlas de manera libre y responsable; y finalmente la decisión, ese es el “sí” consciente, confiado y disponible para la voluntad de Dios.

Esta dinámica vocacional, recordó el Papa, aparece claramente en el evento de la Anunciación (Lc 1:28), y es también la que marcó los tres momentos del viaje sinodal centrado en los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. Al releer cuidadosamente la Exhortación, es posible rastrear las “palabras clave” mencionadas anteriormente en los diversos capítulos (escuchar, el plan de Dios, el discernimiento, la decisión) y reconocerlas como elementos que estructuran el camino de crecimiento sugerido aquí. (continuará)

p. Antonio Donato, CSsR