(Puerto Principe, Haiti) – El Centro de Análisis e Investigación de los Derechos Humanos en Haití (CARDH) definió la falta de respeto a los derechos a la vida, la seguridad y la libre circulación en el país como “alarmante”, debido a la situación que este país caribeño ha experimentado durante los últimos meses. Solo en el 2020, los secuestros alcanzaron un porcentaje “sin precedentes” en comparación con años anteriores. A finales de enero, las autoridades informaron de al menos 15 secuestros durante el mes, mientras que la Comisión Episcopal para la Justicia y la Paz denunció la muerte violenta de al menos 20 personas en el área metropolitana de Puerto Príncipe debido a la violencia, los enfrentamientos y los robos.
El informe indica que las familias deben tratar directamente con los secuestradores, sin informar a la policía, de lo contrario las víctimas son asesinadas. Esto también se debe a los presuntos vínculos entre las pandillas y los agentes de policía. “Hay casos de víctimas asesinadas después de pagar el rescate, bajo la mirada impotente o cómplice de la autoridad”, dice el informe.
El lunes 17 de febrero por la tarde, las manifestaciones de miembros de la fuerza policial haitiana en la capital, Puerto Príncipe, degeneraron en episodios de violencia y vandalismo. Los policías han destruído los puestos de carnaval, les prendían fuego y disparaban al aire. El gobierno definió lo que sucedió como “actos bárbaros, ilegales, inaceptables e indignos” que, según la oficina del primer ministro, recuerdan “la violencia indiscriminada de extremistas y terroristas”.
El misionero redentorista y superior regional en Haití, el padre Renold Antoine CSsR, comentó esta situación dramática: “Lamentablemente, desde el comienzo de este nuevo año, el área metropolitana de Puerto Príncipe y sus alrededores está experimentando una situación de inseguridad que preocupa a todos. No hay un solo día sin casos de secuestro. Aunque los miembros del gobierno nacional anuncian medidas para detener los secuestros, los delincuentes continúan llevando a cabo sus actividades. La población ha salido a las calles muchas veces para protestar por la situación de inseguridad y al mismo tiempo pedir a las fuerzas públicas que asuman la responsabilidad, de modo que la Paz, vuelva a las calles y la gente puede moverse sin temor a ser secuestrada. ¡La población no puede aguantar más! Es por eso que, como Iglesia, como misioneros, invitamos a los líderes del país a encontrar las mejores formas de detener las actividades delictivas, en particular los secuestros“.
Haití es el país más pobre de América Latina, con una población que vive con menos de $ 2 al día. Además, desde el verano pasado, una crisis política paraliza al país, con graves repercusiones en la economía. Las calles están oscuras porque no hay electricidad y la inseguridad se percibe en todas partes. Muchos jóvenes abandonan el país con la esperanza de un futuro mejor, pero desafortunadamente muchos de ellos quedan atrapados en la frontera entre Guatemala y México, o en medio de otras caravanas de migrantes que no llegan a su destino.
(CE, Agencia Fides)