(Córdoba, Argentina) – Alrededor de 180 laicos y religiosos se reunieron en el monasterio de Sant’Alfonso en Villa Allende, en Córdoba, del 27 de enero al 1 de febrero de 2020. Esta reunión nacional de la Familia Redentorista fue organizada por la Provincia de Buenos Aires como evento anual. Este año, los participantes reflexionaron sobre una misión compartida, tomando como lema la frase: “Compartimos la vida con sencillez, en tiempos de aridez”.
A continuación publicamos los testimonios de dos misioneros laicos redentoristas que participaron en esta reunión.
Durante seis días compartimos nuestras respuestas a los desafíos actuales que damos como familia redentorista en varias comunidades en las que vivimos. La reunión estuvo compuesta por tres bloques, titulados Vida, Misión y Complicidad, que nos ofrecen una perspectiva más profunda para reflexionar sobre la misión compartida. Una vez más, pudimos experimentar la comunión en el carisma, enriqueciéndonos con los testimonios y experiencias mientras vivíamos nuestra vocación diferente.
La reunión nos dio una experiencia en Betania: pudimos descansar y renovarnos en el llamado a la misión compartida. Nos permitió renovarnos en nuestro seguimiento de Jesús en la particularidad del carisma redentorista. Sentimos la presencia fraterna de muchos hermanos que, provenientes de diferentes realidades geográficas y culturales, diferentes formas y vocaciones, nos permitieron recrear nuestra pequeña gran Betania.
(Marcelo Canay, de la Parroquia de Nuestra Señora de las Victorias, Buenos Aires)
Con la invitación “Vamos a Betania”, nos encontramos en Villa Allende a finales de enero. En un ambiente fraterno, al compartir nuestra oración, formación y misión, pudimos expresar nuestro deseo de anunciar la Buena Nueva.
Cada tarde Jesús nos invitaba a sentarnos con él alrededor del altar. Fueron días de reflexión personal y grupal. Había música incluso durante el día y por la noche todo se convirtió en canto y baile. Con la canción “Levántate misionero y ve a traer las Buenas Nuevas”, formando un rosario humano, fuimos a conocer a los hermanos del barrio “Parque Villa Allende”, para vivir una tarde misionera a la manera de Sant’Alfonso.
Un día antes del final de la reunión, experimentamos un día de silencio y serenidad. Nos retiramos al desierto para sentir aún más la presencia de Dios que nos llama y nos apoya.
Nos despedimos, conmovidos, entre bendiciones y adiós. Al regresar a nuestros hogares, traemos nuestro compromiso y deseo de poner en práctica todo lo que hemos experimentado.
(Norma Juárez, Convento de San Alfonso, Villa Allende, Córdoba)