(del Blog de la Academia Alfonsiana)
Habiendo presentado en un post anterior la posición de Fratelli tutti sobre el populismo y la migración, ahora queremos considerar los temas de la fraternidad universal y la amistad social como base de la respuesta del Papa. La palabra clave aquí es “base”. Estos dos términos no constituyen una propuesta política específica ni siquiera una valoración moral concreta, pero expresan dos actitudes fundamentales que deben ser la base de toda política y de toda ética.
Para entender los términos fraternidad universal y amistad social, primero hay que entender la fraternidad familiar y la amistad personal, o incluso hermano y amigo primero.
¿Qué es un hermano? Tengo tres en mi familia. Somos hijos del mismo padre y jugamos, discutimos y compartimos como lo hacen los hermanos. La palabra “fraternidad” en un contexto familiar expresa toda una constelación de afectos, emociones, sentimientos, actitudes, disposiciones y costumbres.
¿Que es un amigo? Perdí a uno hace dos años, que murió a los 60. Hemos sido amigos cercanos durante 40 años, en tiempos felices y en tiempos difíciles. La palabra “amistad” también expresa toda una gama de actitudes, aspiraciones, compartir y reacciones. Notamos bien que la actitud inicial necesaria para el desarrollo de todas estas cualidades es una postura de apertura primordial. (Martin Heidegger dice que la apertura no es solo una característica del ser humano, sino una definición del mismo).
¿Qué sucede cuando el Papa saca estas palabras del contexto familiar o personal y las utiliza en las ideas de fraternidad universal y amistad social? Ocurre que se nos invita a ampliar nuestros conceptos de fraternidad y amistad sin perder todos esos matices que acabamos de notar. No puedo ser hermano, familiar o amigo personal de 7 mil millones de personas, pero puedo decidir tener la misma postura inicial hacia todos.
Entonces llegamos a la cuestión de la utopía o la realpolitik. Mi respuesta es que las ideas de fraternidad universal y amistad social son ideas utópicas en el sentido positivo del término, es decir, son ideales que pueden guiar nuestro pensar y actuar. Precisamente como tales, pueden constituir una verdadera Realpolitik. Si 7 mil millones de personas se decidieran por esta forma de apertura sería un hecho político real de enorme poder. Este hecho político se haría sentir en todos los niveles sociales: interpersonal, familiar, local, regional, nacional, internacional, global. También se haría sentir a nivel de los partidos políticos: alguien que decide sinceramente asumir una postura de apertura primordial no puede votar consistentemente por un partido populista o por un partido cerrado a los migrantes. Utopía y Realpolitik son opuestos si entendemos la Utopía como ilusión y la Realpolitik como cinismo, pero son complementarios si entendemos la Utopía como los ideales necesarios para diseñar la vida y la Realpolitik como la fuerza que cada uno de nosotros realmente tiene para determinar nuestra actitud hacia el prójimo.
padre Martin McKeever, CSsR
