(Venezuela) – El día 23 de mayo del 2021 solemnidad de Pentecostés, pude revivir mi consagración primera realizada en el Monasterio de Astorga, España en esta misma fecha, en 1964.
Fue la eucaristía concelebrada, presidida por nuestro Obispo Diocesano: Mons. Mario Moronta, su Obispo Auxiliar Mons. Juan Alberto Ayala, el Superior y el Párroco de nuestro Santuario Diocesano del Perpetuo Socorro acompañado por nuestro Presbítero Ricardo Robles.
Así al renovar mis votos como la vez primera, sé que mi llamado fue una gracia de invitación profunda del Espíritu que implicó el abandono de todo: trabajo, salida de mi país en temprana juventud, siendo la mayor de 12 hermanos que sintieron hondamente mi partida; pero Dios tocó a la vez mi alma con el gozo de un amor total y de una maternidad mas plena. Me sentí fortalecida y plenamente libre en mi opción.
A lo largo de estos 60 años, el amor me ha impulsado a crecer en creatividad y en alegría, renovando así diariamente los carismas que Dios me ha dado.
Mis votos de pobreza, castidad y obediencia, por ser una ofrenda de amor, los he podido vivir disfrutando de la libertad Verdadera y en actitud de servicio.
Ser redentorista en la Iglesia es una invitación a ser memoria viva de Jesús, el Salvador, signo y testimonio vivo del amor infinito del Padre para todos los hombres.
Esto resume lo que viví rodeada del más tierno agradecimiento; es muy bella la experiencia de un amor divino que purifica, sana y envuelve en una alegre y gran esperanza de bien universal.
No puedo menos de agradecer también el gran gesto de Mons. Moronta que al terminar la celebración, con afecto paternal me acercó a los familiares, amigos y parientes para compartir de forma cercana el gran momento que pudimos vivir, disfrutando así grandemente de los gestos de afecto y satisfacción por acompañarme en tan hermosa celebración que me siento indigna de recibir.
Termino señalando lo expresivo que fue para mí el acompañamiento sacerdotal, la acertada interpretación de tan hermosos cantos, que verdaderamente motivan la oración colectiva y personal.
Un día me llamaste a seguirte…
Y a darte en la brega una mano.
Hoy Señor, quiero yo pedirte
Para que no bogue en vano.
El día que las fuerzas fallen
Y se me nuble la cansada mente
Y cuando recursos ya no halle
Conduce tú mi barca a su fuente.
María Paz de Jesús Hostia Guerrero Castellanos. OSsR