1 de junio: celebramos el inicio de la labor oblata

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El 1 de junio de 1864 se abrían en Ciempozuelos (Madrid) las puertas del Asilo de Nuestra Señora del Consuelo y, con ello, daba inicio la labor que, seis años más tarde, daría lugar a nuestra congregación: las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor. Inmaculada Ruíz de Baluguera, osr y autora del líbro ‘Recuerdos’, lo relata así a partir de las cartas que dan testimonio de los acontecimientos que dieron lugar al inicio de la obra:

“Fue en la Semana de Pascua cuando todo se decidió” dice Antonia. “El Señor Obispo ha dado ya los pasos decisivos pidiendo la aprobación eclesiástica y civil. Las muchachas están aguardando a duras penas que se pueda abrir una casa, pues detienen lo más que pueden el alta que debe darles el médico, y que de la mañana a la noche les pondría en la calle para ir… ¿Dónde, donde Dios mío? ¿Dónde… ya que por todas las partes les cierran las puertas? Dónde?

Serra ha llamado a todas las casas establecidas y, en vista de ciertos inconvenientes insuperables, se expresaba así: “Es menester hacer algo en Madrid o en las cercanías y, si todas puertas se cierran a esas desgraciadas les abriré yo unas donde se puedan salvar”
Extraído de la carta 131, páginas: 388 y 389 de BH. Vo.l IV 1

“Esto era demasiado doloroso para que yo pudiera presenciarlo sin determinarme a hacer algo en favor suyo” y sigue diciendo Serra: “La casa está tomada en Ciempozuelos no lejos de esta Corte y aun en parte amueblada. Una señora bastante acomodada y muy piadosa se ha determinado a consagrar a una obra de tanta caridad cuanto tiene y aun su propia persona.” Carta 140. Página 425.

Y llegó junio de 1864. Las mujeres huérfanas de afecto, heridas por la injusticia y la incomprensión, aguardaban ansiosas la entrada en aquella casa de puertas abiertas donde olía a hogar, se gustaba un pan de auténtica acogida y se descansaba en el abrazo que prodigaban desde su entraña materna los brazos de Antonia y Serra. En aquella relación de igualdad las mujeres se sentían bien acompañadas y empezaron a diseñar y soñar un futuro de libertad y dignidad.

Son 157 años de historias compartidas con tantas mujeres y en tantos lugares distintos, pero siempre en fidelidad creativa a aquella intuición primera y al carisma después. Hoy se hace extensible a las personas laicas y a toda la familia oblata. Y hoy también celebraremos fiesta en los cruces.
Juntos /as vamos creando y brindando rutas de libertad y misericordia por los cruces de los caminos. “Ellas, las mujeres y el Redentor nos indican el camino”

(hermanasoblatas.org)