Argentina dedica una calle a padre Grote CSsR, fundador de los Círculos Católicos de Obreros

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foto - agencia Aica

La calle está ubicada en el barrio popular de la ciudad, Álvarez Guerrero, en honor al compromiso social que tuvo el padre Federico Grote con los Círculos Católicos de Obreros del país.

La ciudad de Viedma dedicó una calle al sacerdote Federico Grote, quien en 1892 fundó los Círculos Católicos de Obreros y fue una figura icónica del movimiento social cristiano de principios del siglo XX. Está ubicada en la calle 109 del barrio Álvarez Guerrero.

El acto de imposición del nuevo nombre, en inmediaciones de la iglesia San Juan Bautista, contó con la presencia del presidente de la Federación Argentina de Círculos Católicos de Obreros (FCCO), Leandro Rago; el secretario general de la Junta de Gobierno, Daniel Del Cerro; el titular del Círculo de Viedma, Gerardo Pazos; la concejal Silvana Cullumilla, realizadora del proyecto de la ordenanza que tuvo dictamen favorable unánime, y concejales del oficialismo y la oposición, autoridades civiles y vecinos del barrio.

Sus protagonistas relataron las vivencias en Radio Grote, la radio digital de los Círculos Católicos de Obreros: “El padre Grote hablaba del bienestar material y espiritual del obrero en la salud, la educación y la cultura, y él creó en la sede central un foco para que también sea reflejo de hacia dónde ir”, comentó Leandro Rago.

En ese sentido, manifestó que “la calle Federico Grote está en un barrio nuevo de Viedma, un asentamiento humilde que muestra que Grote siempre está con los más necesitados, y el momento en que se descubrió el cartel de la calle fue muy emotivo. Además, en el interior de la iglesia cercana se puso una placa que reseña la vida y obra del padre Grote. Toda la comisión directiva y los socios del Círculo de Viedma estuvieron presentes y celebraron este momento tan feliz”.

El padre Federico Grote era un sacerdote redentorista, de nacionalidad alemana, nacido en Münster (Westfalia, Alemania), el 16 de julio de 1853.
En 1884, a sus 31 años, llegó a Buenos Aires. Su única ambición en ese momento eran las misiones populares. A medida que misionaba iba conociendo con mayor claridad los problemas religiosos y temporales del entorno.
En 1891 se publicó la encíclica Rerum Novarum, la respuesta inédita de la Iglesia a la cuestión social. Por primera vez, a través del papa León XIII, se expresaba el pensamiento elaborado por siglos, señalando la primacía del hombre sobre las cosas y, por lo mismo, del trabajo frente al capital.
Ante este anuncio, Federico Grote entendió lo que debía hacer y ya nada fue capaz de detenerlo: poner en marcha un Círculo de Obreros, como los de Europa pero adaptado al ambiente en el que estaba. Debía tener una gran amplitud en la admisión de socios, ser una institución de puertas abiertas, no sólo en cuanto a recibir a todos sin distinción de religión sino también, sin distinción de clases sociales.

(aica.org, 5 de noviembre 2021)