El 19 de enero, Mons. Andrea Bellandi, Arzobispo de Salerno-Campagna-Acerno, erigió nuestra Iglesia de la Santísima Trinidad en Ciorani como Santuario Diocesano, bajo el título de Beato Gennaro Maria Sarnelli.
Ante este regalo inesperado, grande es el agradecimiento de los Redentoristas, que desde 1994 guardan en la Casa Madre de la Congregación los restos mortales de un valiente testigo de la fe, y de un heroico trabajador social como el Beato Genaro en el siglo XVIII, en Nápoles. Además, quien conoce la historia de la Congregación sabe que Ciorani fue durante ocho años – de 1735 a 1743 – la única propiedad segura de la Congregación, aunque precisamente las obras de construcción de la casa terminaron en 1738. De ahí los primeros Redentoristas , quienes se comprometieron formalmente con el fundador a continuar a toda costa en la misión redentorista (1740), realizaron la primera obra misionera extraordinaria y generosa en la región circundante, tanto que al principio nuestros hermanos fueron llamados “los coranistas”. Todo esto fue posible gracias a la profunda amistad que unía a san Alfonso con los hijos del barón Sarnelli, don Andrea y el padre Gennaro: amistad que permitió la donación del terreno para construir, así como una primera renta.
Desde que en 1994 los restos del Beato Gennaro fueran trasladados de la Iglesia de Nápoles Tarsia a Ciorani, la población local ha tenido la oportunidad de conocer y familiarizarse con este Beato. Los fieles que vienen de los alrededores tienen la oportunidad de interesarse por su figura. Hace algunos años, se exhibió para veneración una nueva estatua de él, producida por un laboratorio en el norte de Italia. Más recientemente, la capilla que alberga la preciada urna, y que corresponde en parte a la primitiva “iglesia”, ha sido objeto de una reforma total. Muchos Redentoristas, venidos de todo el mundo, especialmente con motivo de los Cursos de Espiritualidad, pudieron hacer una “peregrinación” a esta tumba.
Por el momento, estas y otras iniciativas están en suspenso debido a una interminable pandemia. La esperanza es que volvamos lo antes posible a una “bendita normalidad”, para que todos, comenzando por la Provincia de Nápoles y la misma comunidad de Ciorani, puedan merecer el don de este título de “Santuario”; y dedicar nuestras mejores energías a conocer y dar a conocer a este extraordinario testigo de la fe, que encarnó de manera singular el carisma redentorista, antes de que nuestra misma Congregación fuera reconocida por la Iglesia.
Serafino Fiore cssr