San Clemente, Misionero Redentorista resiliente

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Para ser un cristiano resiliente, debemos tener profundas raíces y convicciones tanto a nivel humano como cristiano… A San Clemente le ha costado encontrar primero su lugar en la vida y en la Iglesia, y luego seguir a Jesucristo con un espíritu misionero redentorista en su tiempo y en los lugares donde vivió…

Creo que San Clemente puede ser un ejemplo y modelo a seguir como persona y como misionero redentorista en estos momentos complicados y difíciles que nos toca vivir hoy – dijo el p. Alberto Esseverri, Vicario General de la Congregación Redentorista, en su homilía pronunciada en la iglesia de San Alfonso en Roma en la fiesta de San Clemente Hofbauer, el 15 de marzo.

Lea el texto completo de la homilía a continuación:

Conocemos y hemos escuchado tantas veces y tantas cosas de S. Clemente. Este año me gustaría añadir un aspecto más vivencial, de vida personal, cristiana y misionera redentorista. Un aspecto que toca muy de cerca hoy al mundo, nuestra situación actual después de la pandemia y, más en particular en estos momentos con la situación de violencia y muerte en una parte de Europa pero que nos afecta a nosotros y, yo diría, a todo el mundo.

Hoy, más que nunca, se están poniendo a prueba para cada persona, como cristianos y como misioneros redentoristas los cimientos, las bases de nuestra fe y de nuestra condición humana. La pandemia nos puso a prueba y hubo cantidad de personas que se ofrecieron total y generosamente en ayuda a los demás, incluso con la entrega de sus vidas. Pienso que ahora, con la actual situación, de nuevo, tantas personas, familias, parroquias, diócesis, países están siendo verdaderos ejemplos de solidaridad y amor a los más necesitados.

Por ello, quisiera hablar de S. Clemente como una persona, un cristiano y un misionero redentorista resiliente. Está claro que, para ser una persona o un cristiano resiliente, tienen que existir unas raíces y convicciones profundas tanto a nivel humano como cristiano. Pienso que de esto hemos hablado mucho otros años y conocemos un poco de lo que le costó a S. Clemente encontrar primero su lugar en la vida y en la Iglesia y después vivir su seguimiento a Jesucristo con espíritu misionero redentorista en la época y en los lugares en que le tocó vivir.

S. Clemente, en este sentido, pienso puede ser un ejemplo y modelo como persona y como misionero redentorista a seguir ante estos momentos tan complicados y difíciles que nos tocan vivir. S. Clemente puede ser también un mediador y un intercesor ante Dios para tantos cristianos que tienen que estar cada día levantándose, si es que han podido descansar un poco, y comenzar cada día sin muchas fuerzas, razones y convicciones para seguir adelante. Pero es ahí, en estos momentos difíciles, duros, de sufrimiento, de oscuridad, de vacío, de no poder y no saber cómo seguir adelante, cuando la persona o el cristiano se fían, confían y luchan, aun sin muchas fuerzas, siendo siempre fieles, pero, sabiendo que Dios no nos abandona nunca. Desgraciadamente conocemos bien esto en la historia de Europa.

Más a nivel Redentorista, quisiera nombrar aquí algunos momentos y circunstancias en que S. Clemente fue, para mí, una persona resiliente. Ya desde los inicios de su vida el quería ser sacerdote, sentía fuertemente la llamada de Jesucristo, quería seguirle y ofrecer su vida. No fue fácil tantos sueños, esfuerzos, trabajos, personas, viajes, etc., que le tocó vivir hasta que aquí cerca en Roma escuchó la campana de los Redentoristas y comenzó su proceso de seguimiento a Jesucristo en la Congregación. Eso no fue tan fácil cuando se le pidió traspasara los Alpes para fundar allí la Congregación, ¡qué responsabilidad! Cuántos países, cuantos viajes por todo Europa, cuantos intentos de fundar comunidades, de encontrar compañeros para hacer realidad también en esos países la misión y el carisma redentoristas.

Cuando parecía que había encontrado un lugar, una comunidad, un puesto adecuado, tenía que “levantar su tienda” y ponerse de nuevo en camino. Cuánta energía, cuánta oración, cuánto esfuerzo hasta que parecía todo iba por buen camino en S. Benón, en Varsovia, donde como redentorista llevó a cabo un verdadera “misión permanente”. Luchas y dificultades externas a todos los niveles, político, social, religioso, etc. Pero, también luchas y dificultades internas en relación a su querer ser un auténtico misionero redentorista y por otro lado a no ser considerado un auténtico misionero redentorista. ¡Qué sufrimiento, qué soledad, qué duro…!

Y la cosa no quedó ahí, porque todavía le esperaban momentos difíciles y el hecho de poner a prueba su resiliencia para salir de Varsovia e instalarse en Viena. Una nueva misión, unos nuevos compromisos pastorales, un ejemplo donde lo importante no es lo que uno hace sino lo que Dios hace en y a través de nosotros. No es “nuestra misión” sino la Misión de Dios. Así, S. Clemente dio su vida por Cristo entre las personas más necesitadas de auxilios humanos y espirituales. Solo tras la entrega total de su vida, como Jesucristo, la misión redentorista comenzó a tomar forma, a desarrollarse y a expandirse no solo en Europa sino en Norteamérica, paradójico, pero real.

Gracias S. Clemente, por tan gran ejemplo y testimonio de vida, de fe e de levantarte tantas veces gracias a tu fe y amor por Cristo y por los más necesitados. Ayúdanos desde el cielo en estos momentos de dificultad.  Intercede por todos nosotros y, especialmente, por los que en estos momentos están sufriendo de modo particular con quienes nos sentimos en totalmente comunión.

Como nos invita hoy la Palabra de Dios, somos socios y colaboradores en esta obra de Dios. A nosotros nos toca sembrar. Además, es una obra misionera que se debe realizar en comunidad, aunque cada uno debe estar atento a cómo hace las cosas. No puede haber ningún otro cimiento que no sea el mismo Jesucristo. 

C. Alberto Eseverri, C.Ss.R.