Tras las huellas del Beato Pedro Donders: un Misionero en Surinam

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Entrevista con el p. Fagner Dalbem Mapa, C.Ss.R.

Durante 156 años, los Misioneros Redentoristas han estado presentes en Surinam, la región donde el Beato Pedro Donders trabajó con los explotados y marginados. La Misión en la región está bajo el cuidado de la Unión de Redentoristas de Brasil y, con el proceso de reestructuración de la Congregación, la nueva Provincia de RJ-SP-BA pasa a asumir esta responsabilidad.

El Misionero Redentorista de la Provincia de Río, P. Fagner Dalbem, C.Ss.R., llegó a Surinam en octubre de 2020 y desde entonces se dedica al estudio de la lengua holandesa y al trabajo pastoral. En esta entrevista, el sacerdote cuenta algunas curiosidades de esta experiencia en tierras surinamesas.

¿Cómo funcionan las actividades pastorales en Surinam y cómo se dividen entre los Redentoristas que trabajan en la Misión?

Somos cuatro Misioneros en Surinam: el P. Ricardo (Provincia de São Paulo), P. Patrick (Provincia de Denver/EE.UU.), el P. Dionisio (Provincia de São Paulo) y yo. Estamos presentes en tres parroquias: Parroquia San Alfonso, donde el P. Ricardo es el párroco; La Parroquia São Clemente, cuyo párroco soy yo y la Parroquia Nossa Senhora de Nazaré, que es donde están los brasileños y tiene al P. Patricio como párroco. También trabajamos con personas de origen latinoamericano que hablan español, a través de misas y trabajo pastoral.

¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en la Misión en Surinam?

Ha sido todo un reto por la cultura, estar lejos de casa y sobre todo por el idioma. El holandés es muy difícil y este es quizás el mayor desafío. Pero somos Misioneros y también es una gran alegría estar sirviendo a Dios, dando lo mejor de nosotros.

¿Tienes alguna curiosidad o algún dato que te marcó en ese momento?

Lo que más me sorprendió son los diferentes idiomas. Además del holandés, la gente habla varios otros idiomas. Esto es natural en Surinam. Los niños hablan inglés, holandés, los dialectos del país. Esto es muy interesante en la conversación y es un hecho que me marcó mucho.

¡Háblenos de algunas situaciones pintorescas, especialmente en el campo religioso, que difieren entre las tradiciones surinamesa y brasileña!

En el campo religioso católico, lo más diferente es lo que llamamos exequias en Brasil. Para ellos es como un gran momento social, en el que preparan todo de una manera muy amplia. Mientras que en Brasil el ritual funerario dura entre 10 y 20 minutos (cuando no hay cuerpo presente), en Surinam se prolonga hasta más de una hora. Hay varios discursos, muchos cantos y el sacerdote tiene diferentes tipos de bendiciones. Durante la pandemia se volvió viral un video de unos hombres bailando mientras cargaban el féretro en un funeral. Esto es de Surinam. Hasta el día de hoy trato de comprender el significado de esta celebración con los difuntos.

¿Qué es lo que más te llamó la atención de la gente local?

En las personas se definen las culturas. En Surinam hay una unión de varios pueblos, de muchos lugares, como Indonesia, países latinoamericanos, países europeos. Hay diferentes pueblos con diferentes culturas, diferentes comidas, y todo eso está bien definido. Puedes identificar la identidad de cada uno.

¿Qué legado dejó el Beato Redentorista Pedro Donders que todavía marca la Misión en Surinam?

El Beato Pedro Donders marcó mucho a Surinam. Vino de Holanda y se instaló en Surinam, donde quería quedarse con leprosos en una región alejada de la ciudad, Batavia, donde tuve la oportunidad de conocer. Escogió vivir entre ellos y permaneció allí hasta su muerte. Era su identificación, lo que se sentía llamado a ser. Y esa actitud de Pedro Donders de inculturarse y estar al lado de los más abandonados marcó mucho al pueblo y al clero. La elección de estar donde más se necesita, con las personas más sufridas y excluidas, para hacer lo mejor que podamos: esto es lo que nos marca y nos llama a continuar la misión del Beato Redentorista.

Brenda Melo, periodista

Akikolá, nº 350, marzo 2022