M como mundo

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(del Blog de la Academia Alfonsiana)

Dos de las palabras más importantes en la Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty son “mundo” (monde) y “significado” (sens). Este post no se centrará en los extensos análisis que el autor ofrece sobre cada término, sino en la forma en que entiende la relación entre estos dos términos. En su pensamiento, mundo y significado están relacionados, casi como sinónimos: no hay mundo sin significado y no hay significado sin mundo.

En el uso común, el término “mundo” se utiliza para hablar de una serie de realidades diferentes: el planeta Tierra, el conjunto de todo lo que es, un sector de la cultura (el mundo del cine), etc. En general, el término tiene una connotación espacial, es decir, el mundo es un espacio en el que algo se encuentra o en el que algo sucede. Merleau-Ponty habla de la concepción ingenua del mundo como una gran caja en la que hay objetos, personas, pueblos, nubes… Así entendido, el mundo se piensa como algo objetivo, concreto y real. Es un mundo prefabricado, un hecho consumado.

Desde el principio, la fenomenología ha cuestionado fuertemente esta forma de pensar el mundo. El principal problema de este enfoque es la falta de atención a la conciencia humana. Esta última, para la fenomenología, no es una simple cámara a través de la cual observamos el mundo. La conciencia es más bien una potencia activa que “constituye” (lo que no quiere decir “crea”) el mundo y, al mismo tiempo, una apertura al mundo. Si miramos la conciencia de esta manera, cambiamos radicalmente nuestra comprensión del mundo. La relación entre el mundo y la conciencia es una relación viva, una relación que comienza de nuevo en cada momento.

El término que Merleau-Ponty utiliza con mayor frecuencia para articular la relación entre el mundo y la conciencia es “significado”. Observa de paso “… un mundo, que es una totalidad en la que cada elemento tiene vínculos de significado con los demás elementos”. Para llevar a cabo esta idea, podemos intentar imaginar un mundo sin estos lazos de significado: ¡imposible! Un mundo donde no hay izquierda y derecha, arriba y abajo, noche y día, tierra y cielo, no es un mundo. Lo contrario de un mundo no es la nada, sino el caos.

Merleau-Ponty no desarrolla las implicaciones de esta forma de entender la relación entre el mundo y el significado para la ética. Sin embargo, de su pensamiento se desprende claramente que el sujeto moral no está colocado en el mundo como una piedra o una casa. Para ser un sujeto moral debe ser consciente. Pero ¿consciente de qué? Siguiendo la línea de pensamiento de Merleau-Ponty podríamos responder: consciente del sentido que lo une al mundo. El mundo no es un escenario neutral sobre el que camina el sujeto mientras toma sus decisiones morales, sino una interacción dramática entre el sujeto, los otros y el entorno. Al decidir sobre una acción específica, la pregunta moral puede reformularse: no tanto como preguntar si “¿es bueno o malo?”, sino “¿cómo cambiará el vínculo de significado entre el mundo, los demás y yo mismo?”.

padre Martin McKeever, CSSR