Padre Rogerio Gomes escribe sobre la vocación del hermano religioso

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En el día en que celebramos la fiesta del hermano San Gerardo Maiella, quisiera invitar a toda la Congregación a rezar, meditar, reflexionar y trabajar por la vocación del hermano religioso – escribe el p. Rogério Gomes, Superior General, en su Carta, titulada “Misioneros de la Esperanza, tras las Huellas del Redentor”.

Roma, 16 de octubre del 2022
Prot. N.: 0000 193/2022
Fiesta de San Gerardo Mayela

MISIONEROS DE LA ESPERANZA, TRAS LAS HUELLAS DEL REDENTOR.

A los Hermanos,
A los Sacerdotes,
A los (Vice) Provinciales,
A los Formadores,
Secretariados Vocacionales,
A los Formandos,
A los Vocacionados,

Saludos en Cristo Redentor!

1. Hace 267 años, el 16 de octubre, Gerardo Mayela celebró su Pascua en Caposele, Italia, a la edad de 29 años. Una vita brevis, pero intensa en la oración y en la penitencia, en el cuidado de los más pobres, en el consejo de los religiosos y en el servicio a la Congregación. Además de las hagiografías que lo convirtieron en un santo milagrero, el gran milagro de Gerardo fue el hecho de ser profundamente humano y, por lo tanto, se santificó en la escuela de oración y de vida. ¡Gerardo fue, ante todo, un discípulo del Redentor!

2. En este día en que celebramos la fiesta del Hermano San Gerardo, quisiera invitar a toda la Congregación a rezar, meditar, reflexionar y trabajar por la vocación del Religioso Hermano. Es importante recordar que “el primer ministerio que los hermanos desarrollan en la Iglesia en cuanto religiosos, es el de ‘mantener viva en los bautizados la conciencia de los valores fundamentales del Evangelio’ y ‘la exigencia de responder con la santidad de la vida al amor de Dios derramado en los corazones por el Espíritu Santo (cf. Rm 5, 5)’ Todos los demás servicios y ministerios que las diversas formas de vida consagrada realizan, adquieren sentido y razón de ser a partir de este primer ministerio”[1]. De este modo, la vocación del Religioso Hermano nos lleva a nuestro primer fundamento, como bautizados, a ser también buena noticia y misioneros de la Esperanza tras las huellas del Redentor. Esta vocación retoma la esencia de la Vida Consagrada, haciéndola pasar por el corazón (recordar) que todos somos hermanos. En nuestra Congregación, los clérigos, antes de la ordenación, son llamados hermano o frater. En otras palabras, nos hace pensar que un ministerio que no pasa por el fundamento de la fraternidad está vacío. Y esto no lo podemos olvidar nunca en nuestra vida consagrada.

3. Nuestras Constituciones afirman que somos un instituto clerical (cf. Const. 1). Además de los cánones, está el Espíritu que dio a Alfonso, desde el principio, la inspiración para fundar una Congregación con dos pulmones: clérigos y hermanos. Estos dos modos de ser se funden en un solo modo, el ser redentorista con su vitalidad, para formar un solo cuerpo misionero (cf. Const. 2). Olvidar este principio es desconocer que la vida redentorista sólo es completa cuando respira con estos dos pulmones y este modo de ser nos da vitalidad y cualifica nuestra Vida Consagrada. De esta manera, no debe haber ninguna diferencia entre nosotros: somos Redentoristas y nos diferenciamos únicamente en el servicio ministerial que prestamos en la Iglesia y en la Congregación, en favor de los más pobres y abandonados (cf. Lc 4,16). -18).

4. En la Congregación hay pocas Unidades que tienen un número razonable de Hermanos Religiosos. En muchos va desapareciendo y en otros, sin vocación. Hay situaciones en las que hay jóvenes que quieren ser Hermanos, pero son obligados por superiores o formadores a ordenarse. Dado este contexto, ¿no es el momento oportuno para preguntarnos críticamente qué está pasando? ¿Baja natalidad en las familias y, en consecuencia, falta de vocaciones? ¿Falta de promoción vocacional para presentar al Religioso Sacerdote y al Hermano (Ratio Formationis actualizada (2020), n. 90)? ¿Más énfasis en el ministerio sacerdotal que en la vida consagrada? ¿Falta de estructura de formación?.

5. La falta de vocación de los Religiosos Hermanos puede estar indicando que la Vida Consagrada Redentorista se está orientando demasiado en el hacer y en el olvido de su ser, que tiene una dimensión testimonial y, en consecuencia, cualifica la acción misionera. Este equilibrio es esencial para que seamos misioneros de la esperanza tras las huellas del Redentor. Es provechoso que reflexionemos en toda la Congregación a la luz de los temas -identidad, misión, vida consagrada, formación y liderazgo- discutidos en el XXVI Capítulo General (2022), considerando la vocación del Religioso Hermano.

6. Cabe recordar que, incluso en aquellas situaciones en las que no existe una formación específica para los Hermanos, la Ratio Formationis actualizada y el Documento de la Comisión para los Hermanos[2] ofrecen orientaciones al respecto. Además de la formación en la Vida Consagrada, los Hermanos Religiosos tienen la oportunidad de estudiar en diferentes áreas que contribuyen a nuestro carisma. Según la Ratio Formationis, n. 81: “Cuando sea posible los Hermanos deben adquirir una educación, culminando con un diploma o título de grado en cualquier área que sea apropiada a los talentos del individuo, según el carisma de la Congregación, y las Prioridades de debe incluir una educación básica en teología y una experiencia pastoral (cf. C 89; PC 18), para que puedan ejercer la corresponsabilidad en el liderazgo según sus talentos (cf. 25º Cap. Gen., 2016, Dec. 27)”.

7. Además, siempre es posible que los Superiores (V) Provinciales dialogen y compartan experiencias formativas, pastorales, vivencia en una casa de formación para hermanos, año pastoral en unidades de la Congregación que cuenten con la presencia de Hermanos. ¡Es importante que aprendamos juntos!

8. En términos pastorales, las posibilidades de los Hermanos Religiosos para ejercer su “misionariedad” (actividad misionera) son múltiples (catequesis, asesoramiento, formación litúrgica, justicia y paz, etc.). Sin embargo, debemos realizar una conversión pastoral para acogerlos. Una pastoral que se enfoca solo en el ministerio sacerdotal y los sacramentos no deja espacio para que los Hermanos y los Laicos sean incluidos en nuestra misión.

9. Queridos cohermanos, sacerdotes y hermanos, formandos, laicos asociados a nuestra misión, secretariados para la formación, promoción vocacional y secretariados de pastoral, promovamos juntos la belleza de la vocación del Religioso Hermano, así como la del Religioso Sacerdote, con la belleza del servicio ministerial y la de los laicos con su creatividad pastoral, bebiendo y compartiendo nuestro carisma desde sus propias vidas. En la Congregación hay espacio y misión para el Religioso Sacerdote, para el Hermano y tambièn para los Laicos. Somos un cuerpo misionero con una increíble fuerza de evangelización si unimos nuestras fuerzas con la creatividad necesaria para anunciar la “copiosa apud eum redemptio” en este momento histórico que Dios nos ha regalado.

10. Que el Hermano San Gerardo cuide la Congregación y, con su ejemplo de oración, humildad y fidelidad, aliente muchas vocaciones para fortalecer nuestro cuerpo misionero formado por Religiosos Hermanos y Sacerdotes. ¡Que así sea!

En Cristo Redentor, fraternalemente,

P. Rogério Gomes, C. Ss. R.
Superior General


[1] CONGREGAZIONE PER GLI ISTITUTI DI VITA CONSACRATA E LE SOCIETÀ DI VITA APOSTOLICA, Identità e Missione del Fratello Religioso nella Chiesa, «E tutti voi siete fratelli» (Mt 23,8). – Libreria Editrice Vaticana 00120 Città del Vaticano, 2015, n. 7.

[2] CONGREGAZIONE DEL SANTISSIMO REDENTORE. Documento della Commissione per i Fratelli. Roma, Curia Generale, 2020 [Prot. n. 0000 055/2020].