60 aniversario de la Pacem in terris, una invitación a la esperanza de la humanidad

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Pope John XXIII sits at his desk in his private library at the Vatican as he records a radio and television speech on Sept. 11, 1962. The broadcast addresses next month's 21st Ecumenical Council of the Roman Catholic Church. The Pope said the council would seek to cure and heal wounds of two world wars, which have profoundly changed the face of all countries. (AP Photo)

(del Blog de la Academia Alfonsiana)

Hoy, 11 de abril de 2023, se cumple el 60 aniversario de la publicación de Pacem in terris, la encíclica de San Juan XXIII “sobre la paz entre todos los pueblos”, y el Papa Francisco se basó en este aniversario para dirigir su discurso anual a los miembros de el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

Ante el hecho cada vez más evidente de que estamos en presencia de una “tercera guerra mundial en un mundo globalizado, donde los conflictos afectan directamente solo a algunas zonas del planeta, pero en esencia involucran a todos”, el Papa Francisco recordó que la paz es posible a la luz de cuatro bienes fundamentales: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad, pilares que regulan tanto las relaciones entre los seres humanos individuales como entre las comunidades políticas.

Citando expresamente a la Pacem in terris, subrayó que construir la paz en la verdad significa ante todo respetar el “derecho a la existencia y a la integridad física” (PT 6) de toda persona, a quien debe garantizarse la “libertad en la búsqueda de la verdad, en la la expresión del pensamiento y en su difusión” (PT 7). Estos derechos exigen que “los poderes públicos contribuyan positivamente a la creación de un medio humano en el que se posibilite y facilite a todos los miembros del cuerpo social el ejercicio efectivo de los referidos derechos, así como el cumplimiento de sus respectivos deberes” (PT 38 ). En este sentido, Francisco denuncia, sin embargo, que a pesar de los compromisos asumidos por todos los Estados de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales de cada persona, todavía hoy, en muchos países esto no sucede, especialmente para las mujeres.

La promoción de la justicia y la libertad exige que no se permita “la violación de la libertad, la integridad y la seguridad de otras naciones, cualquiera que sea su extensión territorial o su capacidad de defensa” (PT 66), pero sobre todo, como reafirmaron en varias ocasiones todos los Papas anteriores a partir de con Pío XII, que finalmente tomemos nota de la necesidad de un profundo replanteamiento del sistema multilateral (de las Naciones Unidas en particular), que «requiere una reforma de los órganos que le permiten funcionar, para que sean verdaderamente representativos de las necesidades y sensibilidades de todos los pueblos, evitando mecanismos que den mayor peso a unos en detrimento de otros” (Francisco).

Pacem in terris ya recordaba que el “bien común universal plantea ahora problemas a escala global que no pueden ser abordados y resueltos adecuadamente” por los estados individuales, requiriendo estructuras, medios y poderes públicos “que sean capaces de operar eficientemente a nivel global” ( PT 71); «dotados de medios idóneos para perseguir eficazmente los objetivos» que constituyen su contenido concreto, «establecidos de mutuo acuerdo y no impuestos por la fuerza», capaces «de operar eficazmente» con una actuación «informada por una imparcialidad sincera y eficaz» para no convertirse en un «instrumento de intereses particularistas» (PT 72).

El método de reorganización de la vida internacional de los Estados individuales propuesto por la encíclica joánica y re-propuesto en su momento por la Caritas in veritate de Benedicto XVI (cf. n. 57), exige la aplicación del principio de subsidiariedad en la organización de la vida internacional, ya que permitiría a las “autoridades públicas de la comunidad mundial […] contribuir a la creación […] de un entorno en el que las autoridades públicas de las comunidades políticas individuales […] puedan llevar a cabo sus tareas cumplir con sus deberes, ejercer con mayor certeza sus derechos” (PT 74), sin limitar su ámbito de acción ni sustituirlos.

El valor y la utilidad del principio de subsidiariedad se hace aún más evidente ante la profunda “interconexión que une a la humanidad hoy”, en la “conciencia de que todos nos necesitamos” (Francisco) y por tanto en el ejercicio de la solidaridad mutua. Entre otras cosas, la profunda interconexión entre comunidades políticas exige una atención creciente a los nuevos problemas críticos producidos por las migraciones, por las graves crisis en el mundo de la economía y del trabajo, por la necesidad de un cuidado cada vez más atento y puntual de nuestra casa común .

A la luz de todo esto el Papa Francisco, con San Juan XXIII, sigue esperando y nos invita a “esperar que los hombres, al encontrarse y negociar, descubran mejor los lazos que los unen, provenientes de su humanidad común y descubran también que una de las necesidades más profundas de su común humanidad es que entre ellos y entre sus respectivos pueblos no reine el miedo sino el amor, que tiende a expresarse en una colaboración leal, polifacética, portadora de muchos bienes” (PT 67).

Leonardo Salutati

Fuente: https://www.ilmantellodellagiustizia.it/2023/da-papa-giovanni-xxiii-a-papa-francesco-linvito-a-sperare-nelluomo