En la mañana del 6 de septiembre se celebró en el Vaticano una audiencia privada con el Santo Padre Francisco para los obispos del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana (UGCC). En una conversación franca, los jerarcas de la UGCC expresaron el dolor, el sufrimiento y una cierta decepción del pueblo ucraniano.
Por iniciativa del Papa Francisco, la reunión comenzó una hora antes de lo previsto “para tener la oportunidad de hablar más tiempo con los obispos ucranianos”. Según Su Beatitud Sviatoslav, padre y jefe de la UGCC, “este encuentro fue un momento de escucha mutua y una oportunidad para un diálogo franco y sincero”.
Los obispos de la UGCC pidieron al Papa Francisco iniciar el encuentro con una oración conjunta por una paz justa en Ucrania y por todos aquellos “que están muriendo en nuestro país en este momento a manos del agresor ruso”. El Santo Padre agradeció la iniciativa y, junto con los obispos ucranianos, rezó la oración del “Padre Nuestro” por Ucrania y su “pueblo sufrido”.
“En conversación con el Santo Padre, le expresamos todo lo que nuestros fieles en Ucrania y en todo el mundo nos confiaron transmitir a Su Santidad. Nuestros obispos hablaron en ucraniano, inglés, portugués e italiano”, subrayó Su Beatitud Sviatoslav. Los obispos dijeron que ciertas declaraciones y gestos de “la Santa Sede y de Su Santidad son dolorosos y difíciles para el pueblo ucraniano, que actualmente se desangra en la lucha por su dignidad e independencia”. Los malentendidos que han surgido entre Ucrania y el Vaticano desde el comienzo de la guerra a gran escala, explicaron los obispos, son utilizados por la propaganda rusa para justificar y apoyar la ideología asesina del “mundo ruso”, por lo que “los fieles de nuestra Iglesia son sensibles a cada palabra de Su Santidad como voz universal de la verdad y la justicia”.
Refiriéndose a sus propias palabras y a las comparaciones que había dirigido, en particular, a los jóvenes rusos, el Santo Padre explicó: “Al regresar de Mongolia, he afirmado que el verdadero dolor es cuando el patrimonio cultural de un pueblo sufre una ‘dilución’ y es sometido a manipulaciones por parte de un determinado poder estatal, como resultado de lo cual se transforma en una ideología que destruye y mata. Es una gran tragedia cuando una ideología así se entromete en la Iglesia y reemplaza el Evangelio de Cristo”.
El Santo Padre también admitió que “el hecho de que se dudara con quién está el Papa fue particularmente doloroso para el pueblo ucraniano. Quiero aseguraros mi solidaridad con vosotros y mi constante cercanía orante. Estoy con el pueblo ucraniano”. Como gesto especial y símbolo de cercanía al pueblo ucraniano, el Papa Francisco trajo consigo un icono de la Theotokos (Madre de Dios), que mostró a los obispos de la UGCC. “Este icono me lo regaló Su Beatitud Sviatoslav cuando era un joven obispo en Argentina. Rezo por Ucrania todos los días delante de ella”.
Los obispos también agradecieron al Papa Francisco su constante apoyo a Ucrania a nivel internacional, sus acciones humanitarias, sus esfuerzos personales para liberar a los prisioneros, la misión de mantenimiento de la paz del enviado especial papal, el cardenal Matteo Zuppi, etc. “La juventud ucraniana se sintió sinceramente conmovida por la humildad de sus palabras al pedir perdón por el hecho de que no fue posible hacer más para poner fin a la guerra en Ucrania”, dijo Su Beatitud Sviatoslav.
Liberación de los sacerdotes redentoristas
Los Padres Sinodales pidieron al Santo Padre que continúe sus esfuerzos por la liberación de los prisioneros de guerra, en particular mencionaron a los sacerdotes redentoristas, el P. Ivan Levytskyi y el P. Bohdan Haleta, que todavía se encuentran en cautiverio ruso.
Al concluir la audiencia, en nombre de los obispos del Sínodo de la UGCC, Su Beatitud Sviatoslav entregó al Papa algunas de las pertenencias personales de los Redentoristas cautivos: una cruz misionera, un libro de oraciones y un rosario. “Estas cosas, Santidad, dan testimonio del sufrimiento de nuestra Iglesia junto con su pueblo en medio de los horrores de la guerra causada por la agresión rusa. Como un tesoro invaluable, se los entregamos con la esperanza de que pronto llegue una paz justa a Ucrania”. El jefe de la UGCC también entregó a Su Santidad un icono de Jesucristo, que había sido salvado de la iglesia quemada por los rusos en el pueblo de Chervone en la región de Zaporizhia.
fuente: ugcc.ua