(Scala, Italia) – Una interesante conferencia titulada “Del tribunal al Altar” tuvo lugar el lunes 11 de septiembre de 2023, a las 18.00 horas, en Scala, en la Catedral de San Lorenzo. 1723 – 2023”, a la cual quien escribe tuvo el honor de participar como ponente junto al prof. Alfonso Tortora. La conferencia, organizada por la Pro Loco y la Parroquia de Santi Lorenzo e Caterina di Scala, con el patrocinio del Municipio de Scala, el Centro de Cultura e Historia de Amalfi, la Asociación Ravello Nostra y la Unión Nacional Pro Loco de Italia, tenía como objetivo reconstruir, trescientos años después, un acontecimiento que tuvo un profundo impacto en la vida de San Alfonso María De Ligorio (1696 – 1787) y, en consecuencia, en la historia de la Iglesia y de toda la humanidad. Se trata del proceso, celebrado en Nápoles en 1723, en el que participó el joven Alfonso, en calidad de abogado de una de las partes en cuestión: fue, de hecho, la ocasión y después de aquel juicio, en el que se defendió la tesis sostenida por la que fue rechazado, inducido a abandonar las cortes y el mundo y entregarse enteramente a Dios, convirtiéndose primero en sacerdote, luego en fundador de la Congregación de los Redentoristas y finalmente en obispo de Sant’Agata dei Goti.
La conferencia comenzó con los saludos del padre Vincenzo Loiodice, redentorista y actual párroco de la iglesia de San Lorenzo, que presentó la iniciativa con entusiasmo y satisfacción, y del vicepresidente de la Pro Loco Scala Ricciotti Mansi. A continuación tomó la palabra el escritor Donato Sarno y, tras haber introducido algunas notas sobre la familia, el contexto social y la formación cultural de San Alfonso, que se convirtió en abogado con menos de diecisiete años gracias a su excepcional ingenio, destacó lo poco que se suele decir sobre ese proceso y/o se dice de forma aproximada, casi nunca explicando claramente los términos precisos del tema. Esto depende del hecho de que el juicio tuvo como objeto una disputa sobre el derecho feudal, es decir, un derecho que hoy ya no está en vigor y es muy poco estudiado y conocido. Por tanto, el escritor ha aclarado la cuestión: se habló, en 1723, del feudo de una ciudad, Amatrice, entonces en territorio de los Abruzos y ahora incluida en el Lacio y que se ha hecho famosa por la pasta llamada, precisamente, all’amatriciana. Más precisamente, se discutió si ese feudo, perteneciente al Gran Duque de Toscana, era “antiguo”, es decir, recibido por herencia y, por tanto, cargado con todas las deudas preexistentes, o si era “nuevo”, es decir, recién constituido y, por tanto, recibido sin tener que cargar con deudas preexistentes. El gran duque de Toscana sostenía que el feudo era nuevo para no tener que pagar ninguna deuda, mientras que el duque Filippo Orsini, que tenía un crédito muy importante con respecto a ese feudo (unos seiscientos mil ducados), sostenía que el feudo era antiguo, para no ver comprometidos sus derechos. San Alfonso defendió en el proceso las razones del duque Orsini, habiéndolas estudiado durante mucho tiempo y considerándolas conformes con el derecho y la equidad.
Luego, el profesor se centró en los antecedentes del juicio y las implicaciones subyacentes. Alfonso Tortora, profesor de historia moderna de la Universidad de Salerno: de hecho, el juicio fue muy importante, no sólo por la relevancia de los partidos constituidos y por los intereses económicos involucrados, sino también por las implicaciones políticas de carácter nacional e internacional, que hizo prevalecer la tesis del Gran Duque. De hecho, los argumentos de San Alfonso, aunque infructuosos, estaban lejos de ser infundados: no es sorprendente que la sentencia fuera apelada y la controversia se resolviera mediante un acuerdo con el reconocimiento parcial del crédito del duque Orsini. Sin embargo, no hay duda de que el resultado de aquel proceso de 1723, aunque cuestionable desde el punto de vista jurídico, tuvo un valor inmenso: el de llevar a un joven y brillante abogado, llamado Alfonso María de’ Liguori, a abandonar su toga y sus comodidades de la casa patricia para convertirse en un sacerdote aún más brillante, que supo aunar en sí doctrina y santidad de vida, poniéndose al servicio de todos y especialmente de los más humildes, ganando muchas almas para el Cielo y triunfando, con sus innumerables escritos, que le merecieron con razón el título de Doctor de la Iglesia, explicando una saludable influencia en las generaciones futuras y hasta el día de hoy.
El profesor Tortora recordó que, actualmente, Scala es el primer lugar en el mundo donde se ha organizado una conferencia para conmemorar los trescientos años del proceso de 1723, que lamentablemente hasta ahora ha sido ignorado en otros lugares, y que se trata de un motivo de gran orgullo para nuestro pueblo, que se confirma, una vez más, como ciudad alfonsiana.
El congreso del pasado 11 de septiembre contó también con el patrocinio de la Región de Campania, que lo concedió precisamente en consideración al alto valor de la iniciativa, y, para la ocasión, con una interesante exposición documental sobre San Alfonso. Entre otros, estuvieron presentes en la conferencia mons. Giuseppe Imperato, apreciado arcipreste de la Catedral de Scala desde hace muchos años, y el abogado Paolo Imperato, por la asociación Ravello Nostra.
Al final de la conferencia, los ponentes se comprometieron a publicar las actas en un volumen especial, editado por Pro Loco Scala, que se presentará este año durante las próximas vacaciones de Navidad y que constituirá una valiosa contribución de la que Scala puede estar orgullosa.
Donato Sarno