Cada vez queda menos para la solemne inauguración del Jubileo 2025. Pasan rápidamente los meses de preparación en este año 2024, dedicado a la oración, como preparación para el gran evento jubilar.
Los Redentoristas, siempre inspirados por el gran Maestro de la Oración y Doctor de la Iglesia, nuestro fundador San Alfonso, aprovechamos este subrayado del Papa Francisco para vigorizar entre los cristianos “el trato familiar con Dios”.
Destacamos algunas coordenadas curiosas, que suceden en un país multirreligioso como Albania. Por ejemplo, el final de la Cuaresma ha coincido con el comienzo del ayuno del Ramadán, y la celebración de la Semana Santa se ha celebrado en paralelo al inicio de la Cuaresma de los hermanos ortodoxos. Minaretes y campanarios sonaban al mismo tiempo, convocando a la oración a los creyentes hijos de Abrahán. El sonido de campanas y altavoces evocaba en nosotros el compromiso de ser también, junto con todos los fieles de cualquier fe, hombres y mujeres de oración.
Como ya hemos explicado en artículos anteriores, cada comunidad católica en la zona sur del país no tiene más de 15 o 25 miembros, la mayor parte conversos y en muchos casos son el único católico o católica de la familia. A veces se sale de la pequeña capilla para celebrar el Vía Crucis. Cerca de Korça, en una aldea donde sólo hay una bautizada, rezamos el Vía Crucis por las calles de tierra, en una zona que acompañan las Franciscanas del Evangelio y misioneros de la diócesis de Agrigento, en Sicilia. Impresiona mucho escuchar la llamada a la oración del muecín mientras, arrodillados, cantamos “Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo”. La cruz se abre paso con su redención sobreabundante en todos los rincones de la tierra: “a toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje” (Sal 18,5).
Además, celebramos, cerca de la fiesta de San José, el día diocesano de la Familia, bajo el lema: “La Familia, hogar de oración”. Los redentoristas tenemos encomendada la responsabilidad de coordinar las actividades de la comisión diocesana de la familia, la formación de los bautizados y la defensa de la vida. La situación familiar aquí es muy concreta: en el encuentro sólo había 7 matrimonios católicos, es decir, que los dos cónyuges eran bautizados. Por tanto, el intercambio de experiencias en los grupos era muy curioso, porque la mayor parte de los participantes, rezan y conviven con personas de otras religiones en su propia casa. Estos cristianos tienen el coraje de leer la Palabra de Dios a sus familiares, y compartir con ellos tanto las fiestas del calendario católico como los eventos solemnes de las otras tradiciones religiosas.
Finalmente, la Semana Santa y la Pascua nos abre el camino a otros momentos de encuentro con Cristo Redentor, en las diferentes celebraciones pascuales en las que nos acompañan amigos y familiares de otras religiones, que siempre se llevan a casa la vela pascual. En Borsh, un pueblo costero que no conoce el asfalto, subimos el Cristo crucificado el Viernes Santo, entre antorchas, a la casa de alquiler en cuyo balcón celebramos la Eucaristía. El rumor de la olas acompañaba el dramático relato de la Pasión e invitaba a sumergirse en la inmensidad del amor redentor de Jesús. Ahora empieza el tiempo de los encuentros con el Resucitado, de momentos de oración ante Jesús Pan de Vida, acompañados de María, Madre del Señor y Maestra de oración. Bajo su Perpetuo Socorro colocamos estas pequeñas comunidades cristianas y nuestros deseos de vivir más íntimamente una relación personal con Jesús.
P. Laureano Del Otero Sevillano C.Ss.R.
Misión Interprovincial de Albania