Presos, encarcelados, privados de libertad, delincuentes, culpables, victimarios…. De muchas maneras son llamados los destinatarios de la pastoral penitenciaria: nosotros tan solo les llamamos “hermanos”, y cuando hablamos de ellos, “hermanos encerrados”. Dice el Señor en Mateo 25, 36: “estuve en la cárcel y vinisteis a verme”. Esto es lo que hacemos desde la Pastoral Penitenciaria, visitar al Cristo sufriente en el hermano encerrado.
Tenemos la inmensa suerte de poder atender una realidad olvidada y verdaderamente abandonada. A muchos de estos hermanos ni si quiera su familia viene a visitarles. La única visita que reciben es la de la Pastoral Penitenciaria. Una visita que llega en un momento clave de su vida: cuando han tocado fondo, cuando lo único que les queda es el Señor que sufre la condena a su lado, quien ni en la hora más oscura, ni en la soledad más absoluta de la celda les suelta de su mano.
La comunidad Redentorista de Valencia, que vive en el barrio de Nazaret, es una comunidad muy significativa en España porque está inmersa en realidades sociales que necesitan de un compromiso constante. Esta comunidad atiende un colegio en esta zona de la periferia de Valencia, atiende a mujeres en contexto de prostitución y de exclusión en el barrio, pero sobretodo está comprometida con la pastoral Penitenciaria. Los redentoristas desarrollamos esta labor en colaboración con diferentes carismas que atienden a los hermanos encerrados. Además, en momentos especiales contamos con la participación de los jóvenes de la Pastoral Juvenil Vocacional Redentorista, como en semana Santa con una Pascua Social o un campo de misión social en el verano.
La pastoral en este contexto del Centro Penitenciario tiene que adaptarse. No se puede plantear una pastoral como en la parroquia o el santuario, porque hay muchas restricciones de material, de espacios, incluso de personas con las que poder formar grupos. Los “hermanos encerrados” están separados por módulos. Algunos módulos no pueden juntarse con otros. Para toda actividad que quieras hacer necesitas preparar una orden para que los responsables de seguridad te la firmen. Como les explico a los voluntarios que colaboran con nosotros: “en la cárcel todo va más despacio”.
Gracias a Dios contamos con un gran equipo de voluntarios que dedican su tiempo y su oración a los hermanos privados de libertad, ensayan con el coro para la Eucaristía, les dan catequesis, hacen cinefórum o clubs de lectura. Cualquier excusa es buena para poder estar con nuestros hermanos, porque en verdad eso es lo que hacemos: estar. Y que bendición tan grande es poder estar con personas en las que ves el rostro sufriente de Cristo, qué maravilloso es hacer lo que el Redentor nos pide y poder decir: “estuviste en la cárcel y fuimos a verte”.
P. Álvaro Ortiz Jiménez de Cisneros C.Ss.R
Capellán del Centro Penitenciario de Picassent – Misioneros Redentoristas de Valencia