Ucrania, “nuestra peregrinación es un momento de conocimiento y gracia”

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Hermanas del Santísimo Redentor en Ucrania

Puedes recorrer esta carretera en 90 minutos. Nosotros la hemos recorrido durante tres días. Para mí, esta peregrinación de la comunidad de padres, hermanos y hermanas del Santísimo Redentor es un momento de conocimiento, gracia y comprensión de que formamos parte de la Iglesia. Un ladrillo tan hermoso, sin el cual el muro de la Iglesia tendrá un agujero y una corriente de aire.

San Alfonso fundó la Congregación de Misioneros para llevar la buena nueva de la Redención a los más pobres y despreciados. Y los Padres se dieron cuenta de que sin hermanas era un poco más difícil hacerlo. Por eso estamos aquí.

Y durante estos tres días de peregrinación al icono milagroso de Nuestra Señora de Kokhavynsk, vamos a rezar juntos, a pedir a Dios nuevas vocaciones y la fuerza para vivir bien nuestras vocaciones. Para dar lo mejor de nosotros mismos en el trabajo que realizamos.”Peregrinar es ser perdonado al máximo”, dijo el P. Mykhailo Mykytchyn en Zarichchia, donde nos recibieron el segundo día de la peregrinación. Y en este pueblo, siempre nos inspiramos en la familia del padre, porque su historia y la de Lesia son un collar de milagros de Dios.

Estos tres días son también un tiempo para darme cuenta de lo mucho que me quieres y me perdonas. Cuánta gente buena hay a mi alrededor, llena de Dios y de Sus dones. Es un tiempo en el que puedes hablar, escuchar y ganar con los que viven los mismos valores y buscan a Dios. Es un tiempo para sentir tu fuerza, para pedir humildemente a tu hermana que cure tus durezas y a tus hermanos que traigan agua. Es un tiempo de autodescubrimiento, porque junto a ellos, en tres días, todas las máscaras se pierden en algún lugar del camino, en algún lugar de los kilómetros recorridos.

Ésta es la quinta peregrinación que hacemos juntos. Y este año nos acompañaron 6 hermanas que han venido en los últimos 5 años. Resulta que llevábamos varios años pasando por delante de la casa de la hermana Dorotea, y el año pasado decidió convertirse en una de nosotras. Quién sabe qué otros frutos traerán nuestros esfuerzos y los planes de Dios.

No todo el mundo entiende por qué necesitas ir a un monasterio si puedes servir a Dios en cualquier condición. Si no lo entiendes, no tienes por qué hacerlo. Para mí, mi vocación es la mejor opción para mi vida, por la que no fue difícil renunciar a mi familia, a mis hijos y a todos los demás beneficios que pueden ser cruciales para otros. No pensaba en lo que no tendría. Pensaba en lo amada que era y en lo bien que estaba con Dios, hasta el punto de entregarme completamente a Él.
El 30 de agosto de 2006 crucé el umbral del monasterio.
18 años de amor ya quedan atrás.
¿Qué tendré por delante?

(del Facebook de Антонія Зоряна Шелепило )