Con la actividad anual del Welcome Day, ahora en su décima edición, la Accademia Alfonsiana el 30 de septiembre. inició su 75º año académico. Durante el acto de inauguración, una idea fuerte resonó varias veces en el Aula Magna: celebrar un aniversario así es “experimentar” la importancia “de sentirse parte de una historia”, que es también expresión de la misión de la Congregación del Santísimo Redentor que “imaginó” la Academia, la quiso con fuerza y sentó las bases para que este proyecto se hiciera realidad. Una historia a la que ‘ella’ pertenece, pero ‘ella’ nos pertenece desde el momento en que nos comprometemos a conocerla, a hacerla familiar… desde el momento en que cruzamos, no sólo físicamente, el umbral del Pontificio Instituto por primera vez.
El 75 aniversario es, pues, una renovada oportunidad para recordar la intuición inicial que nos fue confiada y comprometernos a encarnarla, con valentía y fidelidad, en la triple misión de hoy -investigación, docencia y diálogo con el territorio- a la que cada centro universitario está llamado.
De ahí la esperanza de descubrir y mantener algunas “puertas” abiertas, como ya invitó la comunidad académica el pasado 1 de agosto, solemnidad de San Alfonso María de Ligorio, patrón de los confesores y moralistas. Si la primera puerta es precisamente la de la Academia, a través de la cual todos pueden y están llamados a reconocer y experimentar la importancia y la belleza de sentirse parte de una historia familiar, la segunda puerta es ciertamente la del corazón y la inteligencia para que vivir en estas lugares no se limita a la mera adquisición de nociones y conocimientos, sino que provoca una verdadera transformación… y madura las habilidades de diálogo, de discernimiento, de saber investigar juntos. La tercera puerta es evidentemente la del tiempo, de ahí el deseo y el compromiso -tanto de los estudiantes como de los profesores- de invertir mejor el período especial de investigación y estudio, compuesto también de espacios de descanso adecuado, y de compromiso pastoral, teniendo siempre presente que la moral es un “conocimiento vivo”, y no un producto de laboratorio… La cuarta puerta es la de la aceptación mutua. La Academia Alfonsiana, como todos los centros de estudios romanos, es un lugar donde se encuentran mundos, culturas y experiencias. La esperanza y la invitación es atesorarlo, para que de este precioso cofre aprendamos a sacar cosas antiguas y nuevas como el escriba del Evangelio.
Otras puertas quedan por descubrir y abrir durante este 75 año de actividad académica, como la del Blog de la Alfonsiana que retoma su publicación semanal consolidada con el inicio de sus actividades. También deseamos a los lectores de nuestro blog, parte fundamental de la comunidad Alfonsianum, un fructífero curso académico.
p. Antonio Donato C.Ss.R. – Preside