El liderazgo en la Iglesia sinodal

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(foto: Capilla de la Inmaculada Concepción (Universidad de Dayton) - vidriera, Cristo lavando los pies de Pedro / commons.wikimedia.org)

(del Blog de la Academia Alfonsiana)

Del 4 al 29 octubre 2023, se celebró en el Vaticano la XVII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que por primera vez incluyó a mujeres y laicos. Se estudió el tema: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión» y se aprobó un documento de síntesis que servirá como base para la reflexión que continuará en las iglesias locales hasta la próxima reunión del sínodo, prevista para octubre 2024. 

Este proceso sinodal comenzó el 9 de octubre de 2021, con una reflexión en el Vaticano, para luego continuar en las parroquias y diócesis hasta agosto 2022 (etapa diocesana) y, desde octubre de 2022 a marzo de 2023, en las conferencias episcopales (etapa continental).

Este sínodo busca escuchar a toda la Iglesia para encontrar el mejor modo de poner en práctica el concepto de sinodalidad[i]. Esto obliga a revisar el modo de ejercer el liderazgo en la comunidad eclesial.

1. Tres tipos de liderazgo en la sociedad civil

La comunidad cristiana necesita un liderazgo inspirador que promueva la participación, la creatividad y el compromiso entusiasta de todos sus miembros en la vida común. Para entender mejor este importante servicio, empezaremos presentando la descripción del liderazgo que hace Simon Sinek en su libro Empieza con el por qué[ii]. Este autor utiliza una imagen de tres capas concéntricas, conocida como «el Círculo Dorado». El círculo más interno corresponde al «por qué», seguido del «cómo» y finalmente el «qué». Para que una actividad resulte gratificante y motivadora se debe dar prioridad al «por qué». A nivel personal, ese «por qué» está ligado al recorrido vital y a las experiencias de cada uno. 

El líder inspirador tiene la capacidad de comprender y comunicar el «por qué», es decir el propósito y la razón de ser de un grupo u organización. Una vez que eso está claro, pasa al «cómo» realizarlo y finalmente al «qué» acciones emprender. Sin embargo, muchas organizaciones hacen el recorrido inverso: saben «qué» hacer y «cómo» hacerlo, pero raramente llegan al «por qué»; es decir, al sentido social y existencial de su actividad. Como resultado, su actuar se vuelve alienante para quienes participan. Sin un propósito común claro, los miembros pierden las motivaciones intrínsecas y caen fácilmente en el individualismo y en la búsqueda desenfrenada de intereses superficiales y egoístas. 

El mejor líder es un comunicador hábil, honesto y auténtico, que es capaz de conectar con los demás y de ayudarles a definir juntos el propósito y la razón de ser de su grupo u organización. De este modo, logra establecer una conexión emocional que mueve a unirse a su causa, aumenta la confianza mutua y crea relaciones sólidas. Un ejemplo es Martín Luther King, quien supo transmitir su sueño de tal manera que muchos lo hicieron propio y asumieron las motivaciones profundas (el «por qué») que él tenía[iii].

2. El liderazgo según el Sínodo 2021-2024

En la primera carta a Timoteo (1Tim 2-13), San Pablo menciona algunas cualidades humanas fundamentales del líder cristiano, como la honestidad, la humildad y la integridad, además de una buena capacidad comunicativa, organizativa e inspiradora. 

El documento de síntesis del Sínodo 2021-2024 destaca la necesidad de superar el clericalismo y el autoritarismo, que entienden la autoridad más como poder que como servicio y asumen «un estilo de poder mundano que rehúsa dar razones» (S23is 11.c), interpretando la llamada divina como un privilegio. 

El sínodo insta a revisar el ejercicio de la autoridad sacerdotal, para que sea expresión «de cercanía a las personas, de acogida y de escucha a todos», a imitación de Cristo, Pastor y Siervo (S23is 11.b). Más que un maestro, el líder de la comunidad cristiana[iv] debe ser un testigo que ejerce su liderazgo como servicio generoso y desinteresado, imitando así al Verbo encarnado, quien «no ha venido a ser servido, sino a servir» (Mt 20,28). Además de una sólida formación teológica, debe ser capaz de inspirar a los demás y de animarlos al discernimiento, a la creatividad y al compromiso entusiasta en la vida común.

El sínodo también subraya la importancia de la escucha, la colaboración y la toma de decisiones de manera colegiada y participativa. En concreto, insta a promover la participación de mujeres y laicos «en los procesos de decisión» y en «roles de responsabilidad en la pastoral y en el ministerio». Al mismo tiempo, invita a no «clericalizarlos», creando «una especie de élite que perpetúa las desigualdades y las divisiones en el Pueblo de Dios» (S23is 8.f).

Las Iglesias locales deben establecer «procesos y estructuras que permitan una regular verificación de las modalidades del ejercicio del ministerio de sacerdotes y diáconos», favoreciendo la transparencia (S23is 11.k).

La cultura del rendir cuentas y de la corresponsabilidad también requiere «definir, estructuras y procesos de verificación regular de la tarea del Obispo, con referencia al estilo de su autoridad» y a otros aspectos de su servicio eclesial (S23is 12.j). Más concretamente, se pide que el Consejo episcopal y el Consejo pastoral diocesano eparquial sean obligatorios. Asimismo, el sínodo insta a que todos los organismos diocesanos de corresponsabilidad sean más operativos y que esto se refleje en el derecho canónico (S23is 12.k).

Conclusión

El líder de cualquier organización debe presentar claramente su ideario, sus objetivos y prioridades, para que todos los miembros conozcan y puedan asumir el «por qué» de su colaboración con ella. 

En la Iglesia, el liderazgo tiene la misión de inspirar e ilusionar, mostrando la belleza del ideal cristiano, para que todos se sientan movidos a seguir a Cristo con entusiasmo. Este objetivo tiene precedencia sobre la eficiencia y la gestión impecable. También los institutos de vida religiosa deben reiterar continuamente su «por qué»; es decir, su ideal, su sueño, para lograr la plena implicación de todos en la misión de alcanzarlo.

En definitiva, el líder eclesial debe ser un testigo que ayude a los demás a discernir y escuchar la voz del Espíritu. Su liderazgo debe estar al servicio de ese proceso interactivo y dinámico que ayude a que cada uno pueda llegar a ser plenamente él mismo y a que juntos, como Pueblo de Dios, caminemos hacia el Padre unidos a toda la creación.

[i] «La sinodalidad comporta el reunirse en asamblea en los diversos niveles de la vida eclesial, la escucha recíproca, el diálogo, el discernimiento comunitario, la creación del consenso» XI Asamblea ordinaria del Sínodo de los Obispos, «Informe de síntesis, Primera sesión» (4-29.10.2023),  [S23is], 1.h, in Internet: https://www.synod.va/content/dam/synod/assembly/synthesis/spanish/2023.11.20-ESP-Synthesis-Report.pdf

[ii] Sinek Simon, Empieza con el porqué: Cómo los grandes líderes motivan a actuar, Empresa Actova, Madrid 2018; Id, Start with why. How great leaders inspire everyone to take action, Portfolio, New York, 2009.

[iii] «Dr. King said he had a dream, and he inspired people to make his dream their own» (Sinek, 2009, 138).

[iv] Párrafos tomados del artículo: Carbajo-Núñez M., «El liderazgo en la Iglesia», in Forum Teologiczne 25 (2024) 197-213; Cf. Id, «Petrine primacy and synodality» (19.05.2023), in Internet:  https://www.alfonsiana.org/blog/2023/05/19/petrine-primacy-and-synodality/

Carbajo-Núñez M., Accademia Alfonsiana