Esta economía es insostenible

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(del Blog de la Academia Alfonsiana)

Durante la Edad Media y la era mercantil (siglos XV-XVIII), las economías se estructuraron en torno al control de la tierra y los recursos naturales. La riqueza estaba asociada a la acumulación de oro y plata como medio para aumentar el poder nacional, pero no había una prioridad clara en el crecimiento económico constante.

La insostenibilidad del crecimiento material sin fin
El énfasis en el crecimiento comenzó hace dos siglos con la Revolución Industrial y la consolidación del capitalismo, defendida por economistas como Adam Smith, David Ricardo y más tarde John Maynard Keynes. En el siglo XX, el PIB (Producto Interno Bruto) se convirtió en la medida principal de la actividad económica y el progreso nacional.

Hoy en día, una característica distintiva de las economías de mercado es su dependencia del crecimiento económico continuo, que es esencial para evitar el alto desempleo y la disminución de la inversión. Para mantener este crecimiento, los productores deben convencer a los consumidores de que compren cantidades cada vez mayores de sus productos. La economía de mercado colapsaría si los consumidores dejaran de comprar. El principal problema de la economía de mercado es que el crecimiento perpetuo e ilimitado es lógicamente imposible en un mundo finito con recursos limitados.

Una economía basada en deseos más que en necesidades reales
Los recursos naturales son limitados pero suficientes si los utilizamos y gestionamos sabiamente. Sin embargo, al priorizar el crecimiento del PIB como principal indicador de progreso, se han promovido el consumismo y la insatisfacción. Nunca habrá suficientes recursos para los gastadores compulsivos. ..//

Conclusión
Necesitamos una nueva economía que se centre en las necesidades reales de las personas, no en sus deseos, y que tenga como objetivo garantizar que todos tengan lo suficiente para vivir con dignidad, protegiendo al mismo tiempo el ecosistema. Esta economía debe buscar garantizar el pleno empleo, ya que el trabajo es esencial para la realización personal y la construcción de la comunidad.

Ganar cada vez más dinero no debería ser el objetivo principal, ni siquiera para las empresas comerciales. La rentabilidad debe ser un medio que permita a la empresa llevar a cabo su función social. El crecimiento debe respaldar estos objetivos y no ser un fin en sí mismo.

El verdadero crecimiento ayuda a superar las desigualdades sociales y aumenta la felicidad, que siempre está ligada a los bienes relacionales. El objetivo es hacer del mundo un hogar acogedor, donde todos tengan lo que necesitan y puedan cuidarse unos a otros como hermanos y hermanas.

Prof. Martin Carbajo-Núñez, OFM

El artículo se puede leer en el original completo en inglés en el Blog de la Academia Alfonsiana.