Con gran alegría y gratitud, el Gobierno General celebró una reunión Zoom especial el 21 de marzo de 2025 a las 14:00 (hora de Roma) para honrar y celebrar los notables hitos de nuestros cohermanos que celebran 25, 50, 60, 70, 75 e incluso 80 años de profesión y ordenación sacerdotal. Su inquebrantable dedicación y fiel servicio a la misión de la Iglesia y la Congregación son un testimonio de la gracia de Dios y de su profundo compromiso con el carisma redentorista.
En este Año Jubilar 2025, un tiempo de renovación y gratitud, nuestro Padre General pronunció un mensaje sincero para animar e inspirar a los participantes. Sus palabras nos recuerdan la belleza de nuestra vocación, los frutos de la perseverancia y la llamada siempre presente a ser testigos del amor redentor de Cristo en el mundo.
A continuación puede encontrar la carta del Padre General.
Mensaje a los jubilares redentoristas de 25, 50, 60, 70, 75 y 80 años de profesión y ordenación sacerdotal
Queridos Cohermanos Jubilares:
- Es una alegría encontrarnos con ustedes, como Gobierno General, aunque vía Zoom, para celebrar este momento tan importante de sus vidas: los jubileos de 25, 50, 60, 70, 75 y 80 años de vida consagrada y sacerdotal. En nombre de toda la Congregación, quiero expresarles mi agradecimiento por la generosidad con la que viven su vocación, por la alegría de ser misioneros en distintos campos de trabajo o incluso en situaciones de enfermedad, y por la valentía de no rendirse, ni siquiera en los momentos de dificultad, crisis y noches oscuras. Celebrar el jubileo es recordar el día en que el Señor llamó a cada uno de ustedes y renovar el voto de perseverancia. Oramos para que el Redentor siga bendiciendo sus vidas con salud, paz y sabiduría, y para que el Espíritu Santo los fortalezca cada día, a fin de que, con renovado ardor misionero y celo apostólico, puedan seguir proclamando hasta el final la redención y la misericordia de Dios.
- En cada uno de ustedes, Cohermanos jubilares, está presente el fruto del amor, de la entrega y de la fidelidad a la misión que el Señor les confió en el momento de su consagración y ordenación. Ustedes son testigos vivos de la generosidad que ha guiado, sostenido y fortalecido su camino personal a lo largo de los años, así como el de la Congregación. Partiendo del carisma redentorista, han respondido a la llamada de seguir las huellas de Cristo Redentor, anunciando la Buena Nueva de la salvación, especialmente a los más pobres y abandonados, con un corazón ardiente de amor y compasión.
- La celebración del jubileo, en el contexto de la historia de la salvación, se convierte en un momento privilegiado para realizar un profundo retiro espiritual. Este retiro ofrece la oportunidad de revisar el camino recorrido, de identificar dónde hemos sido llamados a ser liberados, dónde aún encontramos los “Egiptos” en nuestras vidas, y cómo la acción redentora de Dios puede transformarnos y empujarnos a vivir más plenamente la vocación que hemos recibido de manera pascual. Esta experiencia del Pueblo de Dios, marcada por la travesía del desierto, nos ayuda a darnos cuenta de que la consagración es un camino de fe, que exige confianza en Dios y una entrega constante a su voluntad. A lo largo de estos años de vida, podrán contemplar el itinerario del Pueblo de Dios, desde la travesía del desierto, con sus dificultades y murmuraciones, hasta el modo en que Dios, con su poder y fidelidad, liberó a su pueblo de la esclavitud. Este proceso de liberación se entrelaza con la culminación del misterio pascual de Cristo, que nos trae la verdadera libertad. Por tanto, reflexionar sobre la consagración a la luz de este misterio pascual es una forma de ver la acción de Dios en nuestra propia historia y revitalizar nuestra vocación. La consagración, por tanto, no es solo un acto externo, sino una vivencia continua de la muerte y resurrección de Cristo en la propia vida. Esto nos llama a cada uno a renovar nuestro compromiso con Dios, a revitalizar nuestra misión y a reforzar la finalidad de nuestra vida cristiana.
- Celebrar el jubileo de la profesión religiosa y del sacerdocio en el Año Jubilar de la Esperanza es una ocasión de gran gracia y significado para marcar el camino recorrido. Este tiempo especial une el testimonio de fidelidad a la misión redentorista con la renovada confianza en la promesa de Dios.
- El Jubileo de la Esperanza invita a los fieles a mirar al futuro con fe renovada, reconociendo que, incluso en las dificultades, la esperanza es la luz que nos guía. Al celebrar los años de servicio al Reino de Dios, el jubileo que ustedes celebran se convierte en una expresión viva de esta esperanza, recordando a todos que, mediante la fe y la vocación, es posible continuar la misión del Redentor con confianza. En un mundo que tanto lo necesita, la luz de la redención y la paz de Cristo se difunden a través de este compromiso inquebrantable.
- Celebrar el jubileo de la profesión y de la ordenación nos hace reflexionar sobre la perseverancia en la vida consagrada. ¿Cómo perseverar en un mundo que cambia cada día y con tantas propuestas diferentes? La perseverancia es la capacidad de una persona consagrada de seguir con el corazón puesto en Dios. Sin duda, este momento es una oportunidad para dar gracias a Dios por la fidelidad y perseverancia de ustedes y de tantos otros cohermanos a lo largo de sus vidas. Pero también es un momento oportuno para reflexionar sobre lo que significa perseverar en la vida consagrada, especialmente en un mundo que cambia constantemente y nos desafía con tantas distracciones y seducciones.
- La perseverancia es, ante todo, la capacidad de una persona consagrada de mantener su corazón firme en Dios, a pesar de las adversidades o de los cambios que se producen a su alrededor. Vivimos en una época de rápidos cambios culturales, sociales y espirituales, en la que las presiones externas pueden, a menudo, hacer tambalear nuestras convicciones y compromisos más profundos. “Ante este mundo, tal vez nos sintamos como la llama de una antorcha que vuela al viento, resistiéndose a no apagarse y luchando por cumplir su cometido: iluminar y calentar” (Communicanda 1/2024).
- Sin embargo, perseverar no es simplemente resistir o sobrevivir; es permanecer fieles a la llamada de Dios y continuar con confianza el camino de la vocación, con fe renovada y ardor misionero. Perseverar no significa simplemente seguir adelante sin cuestionarse o sin dificultades, sino que es, sobre todo, un ejercicio cotidiano de confianza en Dios y también en las personas. Para nosotros, los consagrados, significa seguir respondiendo a la invitación de Dios, día tras día, en el silencio de la oración, en el servicio generoso a los demás y en la fidelidad a nuestros votos, con el corazón centrado en el amor de Cristo.
- En un mundo lleno de propuestas que pueden desviarnos de nuestra misión, la verdadera perseverancia se basa en una relación personal con Dios, en un deseo sincero de vivir su voluntad y de ser testigos vivos del Evangelio. Como Redentoristas, estamos llamados a ser signos de la misericordia de Dios, que es inmutable y eterna, en un mundo que busca constantemente nuevas respuestas a sus preocupaciones. Nuestra vocación es, por tanto, una invitación a vivir con alegría y determinación, a pesar de las dificultades, confiando siempre en la gracia divina que nos sostiene. Por eso, en el jubileo, celebramos no solo los años de vida consagrada y sacerdotal, sino la fidelidad a esta vocación que, a cada paso, nos lleva a renovar nuestro compromiso con Dios y con los demás. Que la perseverancia que vemos reflejada en la vida de ustedes sea una inspiración para todos nosotros, recordándonos que, incluso en un mundo que cambia cada día, nuestros corazones deben permanecer firmes en Dios, fuente de toda nuestra fuerza y paz.
- Es importante que transmitan con realismo la alegría de la consagración a las nuevas generaciones que vienen. Ellas necesitan buenas referencias. Es esencial mostrarles que vale la pena consagrarse al Redentor y a su misión. Ciertamente, transmitir la alegría de la consagración de forma realista es clave para que las nuevas generaciones puedan comprender el valor y la belleza de este compromiso. Cuando hablamos de la consagración al Redentor, es importante no solo mostrar los frutos espirituales, sino también las dificultades que forman parte de este camino. Esta transparencia crea un marco de referencia más auténtico, que permite a los jóvenes conectar con la idea del distacco, de la abnegación de sí (cf. Const. 20) y del amor profundo a Dios y a la misión. Al subrayar que vale la pena consagrarse al Redentor, debemos centrarnos en las transformaciones que se producen en el corazón de quienes viven esta entrega.
- La verdadera alegría no reside en una vida sin desafíos, sino en saber que la consagración es un camino de servicio y amor que, con el tiempo, trae una profunda satisfacción, una paz que trasciende las dificultades. Las nuevas generaciones necesitan ejemplos concretos de personas que han vivido esta consagración y de cómo han encontrado propósito y alegría en su misión. “La alegría no es un adorno superfluo, es exigencia y fundamento de la vida humana. En el afán de cada día, todo hombre y mujer tiende a alcanzar y vivir la alegría con todo su ser. En el mundo, con frecuencia, viene a faltar la alegría. No estamos llamados a realizar gestos épicos ni a proclamar palabras altisonantes, sino a testimoniar la alegría que proviene de la certeza de sentirnos amados y de la confianza de ser salvados” (Alegraos. Carta circular a los consagrados y consagradas hacia el año dedicado a la Vida Consagrada, 2014).
- El compromiso con la misión redentorista es un reflejo profundo del carisma que guía a todos los Redentoristas en su entrega total a la evangelización y al servicio de los más necesitados. Desde los comienzos de la Congregación, la misión de proclamar la abundante redención ha sido el corazón palpitante de toda acción: ya sea la predicación, la enseñanza, la atención pastoral o las obras de caridad. De este modo, la celebración del jubileo es una renovación de este compromiso, una señal de perseverancia en la vivencia del Evangelio de Cristo, en el anuncio de la copiosa redención y en la respuesta generosa a la llamada que resuena en el corazón de cada Redentorista. La misión redentorista está presente allí donde la Congregación actúa, difundiendo luz, esperanza y consuelo a los marginados y a los que sufren. A lo largo de los años, los frutos de este trabajo son visibles en las comunidades transformadas, en las vocaciones que surgen para continuar esta obra de salvación y en las vidas de tantas personas tocadas por la gracia de Dios. Cada gesto de caridad y servicio es un testimonio del amor redentor de Cristo, que celebran renovando sus fuerzas y dedicación para que la misión pueda seguir expandiéndose y llevando el amor de Dios a los más alejados y necesitados. El trabajo realizado es una verdadera cosecha de frutos espirituales que revela la fuerza del carisma redentorista, siempre fiel a su vocación de anunciar la redención y servir con generosidad y compasión.
- Al celebrar este jubileo de la profesión religiosa y del sacerdocio, en el Año del Jubileo de la Esperanza, nuestra gratitud se eleva a Dios, que, por intercesión de María, Madre de la Esperanza, fortalece el camino de cada uno de ustedes. Que Ella, que acompaña a toda la Congregación con su mirada maternal y compasiva, les conceda el don de la perseverancia para continuar la misión con fe inquebrantable y gran entusiasmo. Pedimos también a los Santos, Beatos y Mártires Redentoristas que intercedan por cada uno de ustedes, bendiciéndolos con la alegría de la consagración y el ardor misionero, manteniendo vivo en sus corazones el celo y la pasión por llevar el mensaje de la redención allí donde se encuentren.
Rogério Gomes, C.Ss.R
Superior General
Roma, 21 de marzo de 2025
Original: español