No estamos realmente solos. En este momento de Coronavirus, es muy importante que nos unamos en la oración y en la comunidad. El hermano Dan Korn, C.Ss.R., nos habla de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro.
En este período de confusión, tenemos una fuente de esperanza y fortaleza: la tradición de las Novenas para nuestra Madre del Perpetuo Socorro comenzó en respuesta a las preocupaciones de la gente. Nos reunimos ante la imagen de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro en simple amor y veneración. Al principio, solo el rosario y la letanía de la Santísima Virgen María constituían la devoción.
En este momento de miedo, hacemos una novena simple mirando el ícono con esta simple oración: ¡recuérdenos, Santa Madre de Dios! Los que te llaman nunca están decepcionados. En tu amor, escúchanos y respóndenos. ¡Amén!
¡Mantén tus ojos en María!
En el viaje del pueblo de Israel por el desierto, fueron atacados por serpientes que los mordieron y murieron. Moisés fue comisionado por Dios para hacer una serpiente de oro y ponerla en un poste en el centro de la gente. Los que fueron mordidos por las serpientes, si miraban a la serpiente en el poste, quedaban sanados.
En este momento de ansiedad por el coronavirus, miramos la imagen de Jesús en el ícono con confianza y esperanza. Sigue el mensaje de San Pablo: “Mantén tus ojos fijos en Jesús, quien inspira y perfecciona nuestra fe”. (Heb. 12: 2) Al mirar el ícono, proclamamos con confianza: ¡Señor Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de nosotros!
La Anunciación:
“Y la Palabra se hizo carne y vino a vivir entre nosotros”. En el misterio de la Anunciación, tenemos el primer y más grande misterio de nuestra fe. A través del “sí” de María, la raza humana fue elevada a la gloria en la carne de Jesús. Recuerde, la Palabra de Dios a través de la carne de María comenzó nuestra redención. ¿No deberíamos estar seguros de que nuestra Santísima Madre nos mantendrá en su abrazo materno en todas las circunstancias de la vida?
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