(Dublín, Irlanda) – El otoño de la vida da lugar a la contemplación del misterio del ciclo de la vida a la muerte. A medida que los árboles cambian de color, mostrando maravillosos tonos de hojas amarillas, rojas y naranjas que se caen gradualmente, admiramos su gracia y la belleza de los árboles en su clara vulnerabilidad. Incluso el alma de cada monja redentorista se prepara con alegría para la venida final de Cristo y su vida eterna prometida.
De joven, habrá dejado su carrera, su familia y sus perspectivas de éxito, pero también un mundo de ruido y confusión. Debe haber sentido la necesidad de silencio para escuchar la voz del Padre, susurrando palabras de paz, pero también mostrándole suavemente a dónde debe ir, qué debe hacer y cómo debe cambiar. Esto la beneficiará pero también la convertirá en un canal de misericordia para los demás.
Como monja redentorista, ella conectará nuestro mundo al cielo a través de horas de oración, trabajo y silencio. Su vida estará hecha de simplicidad y orden, de meditación y creatividad. Sin embargo, habrá una maravillosa humanidad y amabilidad que se filtrará del monasterio a través de la oración y la inevitable devoción a la vida.
En la Lectio Divina, la disciplina de leer las Escrituras para escuchar la Palabra de Dios con el oído del corazón se transforma en su memoria viva de Cristo (Beata María Celeste Crostarosa). Espere su venida y medite en la promesa de Dios de estar con nosotros.
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