Por decreto del 23 de marzo de 1871, el Sumo Pontífice Pío IX aprobó y confirmó la decisión de los Cardenales de la Sagrada Congregación, quienes por unanimidad declararon que San Alfonso María de Ligorio merecía ser contado entre los Doctores de la Iglesia.
El 7 de julio del mismo año, el Papa anunció al mundo católico el honor que el santo obispo había merecido con su eminente doctrina y su preocupación por acercar la doctrina de la fe a sus contemporáneos y corregir interpretaciones erróneas de la doctrina de la Iglesia Católica en el Siglo de las Luces.
En el último número de Spicilegium Historicum (n. 1/2021), p. Antonio Donato, C.Ss.R., describe las etapas del proceso que condujo a la declaración de San Alfonso como Doctor de la Iglesia. También propone volver a algunos contenidos significativos del rico legado escrito de San Alfonso, analizando su obra “Uniformidad a la voluntad de Dios” en relación al acontecimiento.
Foto = Detalle del decreto de Pío IX que confiere a San Alfonso el título de Doctor de la Iglesia.
