Saludo y mensaje del Superior General en la memoria del Beato Gaspar Stanggassinger

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¡Queridos Cohermanos, Formandos, Laicos Asociados a nuestra Misión, Oblatos y Familia Redentorista!

¡Saludos a todos!

Estamos celebrando la fiesta del Beato Gaspar Stangassinger… Gaspar entró en la Congregación con la intención de predicar el Evangelio a los más abandonados. En cambio, sus superiores le destinaron a formar futuros misioneros.

Además de enseñar, siempre prestó asistencia pastoral en las iglesias de los pueblos vecinos, especialmente predicando. Aunque muy ocupado, siempre estaba disponible, sobre todo para los estudiantes, que veían en él más a un amigo que a un superior.

En sus predicaciones invitaba a todos a recurrir al Santísimo Sacramento de la Eucaristía en los momentos de necesidad y angustia.

El 26 de septiembre de 1899, a los 28 años de edad, él hizo su pascua al Señor, por causa de una enfermedad.

En este día me gustaría recordar y agradecer a todos los Formadores de la Congregación. Formar personas y misioneros redentoristas es un trabajo duro y hermoso, una misión importante que la Congregación pide a cada uno de ustedes. ¡Ánimo en esta misión!

Para eso son importantes la formación personal, la espiritualidad redentorista con sus bases sólidas, el diálogo, la escucha y el discernimiento. Discernimiento es una palabra muy importante, tanto en la formación como en nuestro trabajo misionero y pastoral.

En este día del Beato Gaspar, exhorto a cada Cohermano en sus diversas labores misioneras y a los Formandos a intensificar su formación permanente.

La formación permanente es para toda la vida. Es un proceso que comienza cuando entramos en una casa de formación y se desarrolla a lo largo de nuestra vida desde el punto de vista personal, comunitario y (vice)provincial, como dinámica de conversión personal, de comprensión y profundización de nuestra consagración como respuesta discipular al Señor que llama y compromiso con su misión en favor del Pueblo de Dios.

Por tanto, va más allá de la formación intelectual-académica. Toca todas las esferas de nuestra vida. Si esto es así, la calidad de nuestra formación inicial pasa por la calidad de nuestra formación permanente. La formación permanente no es para nosotros un apéndice.

En un mundo que cambia constantemente y que nos plantea nuevos problemas cada día, no podemos seguir dando viejas respuestas a problemas nuevos. Por citar sólo un ejemplo, en el campo de la moral y la bioética (nuevos modelos de familia, sexualidad, etc.), si no nos mantenemos al día estamos haciendo un flaco servicio al Pueblo de Dios. Es una cuestión de conciencia personal y colectiva como formadores de conciencia.

¡Todos necesitamos formarnos!

Formar para la misión, formar para la humanización, formar para el mundo, formar para el carisma, formar la conciencia, formar para la libertad, formar para la interioridad, formar para el discernimiento, formar para la interculturalidad y formar para la afectividad a través de nuestros votos, considerando nuestra corporeidad, sentido de pertenencia y creando una cultura del cuidado de los demás, de los cohermanos y de nuestros destinatarios.

La formación continua es para nosotros, los Redentoristas, un deber moral. No tendremos respuestas mágicas y universales, pero si al menos adquirimos la capacidad de dialogar y escuchar a nuestros interlocutores, eso ya es un gran paso. Stangassinger en su predicación, no recurrió a las amenazas de castigo que eran comunes en la predicación de la época. Más bien era sencillo y directo, inspiraba a los fieles la confianza y la caridad fraterna y a tomarse en serio la vida cristiana ¡Si queremos tocar el corazón de las personas debemos prepararnos para esto!

Que el Beato Gaspar nos guíe en nuestro camino de santidad y de formación permanente al servicio misionero del Pueblo de Dios.

P. Rogerio Gomes, CSsR.
Superior General

VIDEO MESSAGGIO – BEATO GASPARE STANGASSINGER