La canción, “Dicen que Dios tiene sueños. 8 mil millones de sueños. Dicen que eres uno de ellos. Mira que hermoso vistazo estás a Él…” fue interpretado como himno de la 40 Misión Juvenil El Espino en la que participaron 330 jóvenes de muchas de nuestras comunidades en España con la intención de descubrir cuál es el sueño de Dios para ellos. El encuentro se realizó del 20 al 27 de julio en el Monasterio de El Espino.
Bajo el lema “Espino XL-sueña en grande”, la Misión Juvenil de este año tuvo un fuerte acento festivo, porque fue ocasión de agradecer a tantos misioneros Redentoristas que desde 1983 (primera Misión Juvenil) trabajaron incansablemente con los jóvenes con la sabia intuición de los jóvenes evangelizan a los jóvenes.
Por otro lado, desde el 25 de enero de 2024, los misioneros Redentoristas de las antiguas provincias de Lisboa, Madrid, París, Roma y Nápoles se han unido para formar una nueva provincia llamada Europa Sur, por lo que este año El Espino tuvo un buen encuentro internacional. presencia: dos cohermanos vietnamitas destinados en París, y algunas pequeñas representaciones de la PJVR de las zonas de Roma y Nápoles que enriquecieron enormemente el encuentro.
P. Gennaro Sorrentino, superior provincial, nos acompañó durante toda la semana y celebró con nosotros la Solemnidad del Santísimo Redentor en la que instituyó los ministerios de lector y acólito del estudiante redentorista Daniel Torrubia.
El contenido de la Misión Juvenil se estructuró en torno a los pilares de la espiritualidad alfonsiano-redentorista: la Redención, el pesebre-encarnación, la cruz, la Eucaristía y María; fue una oportunidad para que nuestros jóvenes conocieran, de primera mano, el carisma redentorista del que ellos también son parte y uno de los principales destinatarios.
No podemos concluir este breve repaso sin compartir nuestro más sincero agradecimiento a quienes hicieron posible que la Misión Juvenil saliera adelante: el equipo de jóvenes misioneros que ofrecieron lo mejor de su tiempo, ganas y entusiasmo para compartir su experiencia de Cristo con muchos jóvenes confiados a su cuidado. Son un auténtico testimonio de una Iglesia joven y comprometida con la evangelización y son un don para la Congregación.
Asimismo, al nutrido grupo de laicos que ayudaron en el coro, cocina, compras, decoración, recepción, enfermería… a todos ellos, un gran GRACIAS por compartir la misión y hacer más creíble el Evangelio.
P. Carlos A. Diego Gutiérrez, CSsR.