Invitado de Radio Vaticano y del Programa Em Peregrinación, el misionero José Ulises nos habla, entre otras cosas, de la acogida a los fieles en el Santuario de Aparecida.
La actitud acogedora del misionero redentorista José Ulysses da Silva esconde la identidad de un hombre decidido.
Hijo mayor de un ayudante de casa y una costurera, el padre Ulises nació el 16 de noviembre de 1943 en Cachoeira Paulista, São Paulo.
Con seis hermanos menores en casa, tuvo que empezar a trabajar temprano. Era lustrabotas, repartía loncheras a los trabajadores, hacía pequeños trabajos y, siendo el buen hijo que siempre fue, ayudaba a su madre con el dinero que ganaba.
Pero la vida religiosa no tardó en entrar en su vida. Era monaguillo en la iglesia a la que asistía y a los 11 años ya sabía que sería seminarista. “Cuando fui con mis padres a una peregrinación en Aparecida do Norte, en el estado de São Paulo, hablé con unas monjas y me hicieron la clásica pregunta: ‘¿Qué quieres ser de mayor?’, y Yo, sin saber que no crecería tanto, respondí que quería ser seminarista”, dice el animoso misionero.
Como persona que tiene todo el bien en su corazón, el Padre Ulises quería conquistar el mundo e ir a la misión, de ahí su elección de la Congregación Redentorista. “La vida de un misionero está llena de sorpresas”, revela.
Con la sencillez característica de un sacerdote, dice: “He tenido prácticamente todos los puestos en mi congregación misionera, pero es bueno que aceptemos el encargo, luego lo transmitimos y uno vuelve a ser misionero del pueblo. Algo más, “Lo que más me gusta es estar sentado en el confesionario escuchando historias trágicas, edificantes y a veces incluso cómicas. Es fantástico tener esta cercanía con la gente, me llena la vida y me satisface”.
(Aquí se puede escuchar la conversación de Radio Vaticana con el padre Ulyses en portugués)
