Congreso Europeo sobre el Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro (5)

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1970

Y llegó el último día del Congreso del Icono de Santa María del Perpetuo Socorro celebrado en Madrid. La jornada comenzó con una oración ante el Icono que dio paso a un amplio momento para compartir la experiencia vivida por los congresistas durante estos días. Devoción, alegría, amor, convivencia, inquietud por la continuidad después de este centenario… fueron las palabras que resonaron por las personas que dieron testimonio.

A continuación llegó la intervención del P. Michael Brehl, Superior General, que con sus palabras centró el sentido del Congreso y, lo que es más importante, dio pistas para caminar en el futuro próximo alentando a no quedarnos en la simple devoción a Santa María del Perpetuo Socorro sino a embarcarnos, de su mano, en la misión, siendo misioneros de la mano de María, para ser testigos del Redentor ante las personas que sufren.

Haciendo referencia al Papa Francisco, recordó la llamada que todos tenemos de ser “discípulos misioneros”, y recordó que la primera “discípula misionera” fue María. Ella fue la primera discípula, y después la primera misionera que acoge la misión encomendada de presentarnos a su Hijo y de acompañar a la Iglesia naciente.

Desde entonces, recordó el P. General, María continúa su misión acompañando a los que sufren, creando espacios para el encuentro y haciendo posible la revolución de la ternura que transforma el mundo. Ella es “compasión con los que sufren, signo de esperanza en la lucha por la justicia, sabor de hogar, compañía en la vida, peregrina al lado de los pobres y de todas las personas que sufren”. En María van de la mano la justicia y la ternura, la contemplación y la compasión, la oración y la acción.

Nos recordó el P. Michael que hoy recibimos de nuevo el encargo de darla a conocer. Y la mejor manera de hacerlo es siendo como Ella testigos del Redentor: acompañando a los pobres y abandonados con compasión, ternura y amor maternal; acompañando como peregrinos al pueblo de Dios, especialmente a los pobres y a los que sufren; luchando por la justicia con el poder revolucionario del amor y la ternura; y orando en medio del pueblo de Dios.

Después de afirmar que María Perpetuo Socorro nos acompaña en nuestra misión y a menudo va delante de nosotros, terminó preguntando si los redentoristas, religiosos y laicos, podremos acompañarla en su Misión y ser verdaderos testigos del Redentor, solidarios para la misión en un mundo herido.

Por la tarde el P. José Luis Bartolomé, Superior Provincial de Madrid, presidió la eucaristía de clausura del Congreso. Una hermosa actuación de arte flamenco y un gaudeamus en el jardín del monasterio pusieron el punto final a estos días de convivencia y de encuentro.

Un agradecimiento sincero a la Provincia de Madrid y a la Comunidad del Perpetuo Socorro por la cálida acogida,  y a la Comisión organizadora y a los Laicos de la Provincia por el trabajo silencioso y eficaz que ha hecho posible el encuentro.

Pedro López, CSsR