Joaquim Parron, C.Ss.R., Misionero Redentorista de la Provincia de Campo Grande y miembro de la Comisión Central del XXVI Capítulo General, aclara aspectos relevantes de este gran acontecimiento de la Congregación del Santísimo Redentor y subraya la importancia de la conversión personal y comunitaria, para el relanzamiento de la Misión en los cinco continentes donde están presentes los Redentoristas.
¿Cómo recibió el nombramiento por parte del Gobierno General Redentorista para formar parte de la Comisión Preparatoria Central del XXVI Capítulo General?
Antes que nada, ¡gracias por la invitación a dialogar con los lectores de Akikolá! Soy un lector de esta revista y realmente aprecio sus artículos. Ha sido una alegría recibir el nombramiento del Gobierno General para componer la Comisión Preparatoria Central del XXVI Capítulo General. Ya he asistido a otros Capítulos Generales y también fui moderador del Capítulo más reciente. Efectivamente, este nombramiento es de servicio y hemos tenido mucho trabajo en este proceso inicial.
¿Cuáles son las responsabilidades de esta Comisión?
La Comisión Central es responsable de preparar el proceso y también las contribuciones para el Capítulo General. Es un trabajo muy exigente porque tratamos de involucrar la participación de los Consejos de todas las Unidades Provinciales, así como, en una etapa posterior, tratamos de integrar las sugerencias de todos los cohermanos dispersos en los 81 países donde está presente nuestra Congregación. A partir de estas sugerencias hemos elaborado el Documento de Trabajo, que es la ayuda central para la reflexión del Capítulo. Esta comisión también tiene la misión de acompañar todo el proceso capitular.
En términos generales, ¿cuál es la función del Capítulo General Redentorista?
Puedo responder citando los números 107 y 108 de las Constituciones Redentoristas: “Corresponde al Capítulo General cuidar de la vida apostólica de todo el Instituto, fortalecer los lazos que unen a sus partes individuales… Para llevar a cabo bien una tarea seria, el Capítulo General someterá a toda la Congregación a un cuidadoso examen, para ver si permanece fiel a su misión, según el espíritu del Fundador y sus sanas tradiciones. También examinará si la Congregación está atenta a la voz de Dios que siempre la interpela a través de la Iglesia y del mundo”. Por tanto, el Capítulo General examinará nuestra vida apostólica y trazará líneas para fortalecer nuestra misión en este mundo herido.
¿Cómo es la preparación de la fase canónica del XXVI Capítulo General, que se celebrará en Roma?
Ya hemos tenido la primera fase del Capítulo en la Conferencia de África y también en Europa. Recientemente tuvo lugar en América Latina y el Caribe, en Aparecida (SP), del 24 de abril al 3 de mayo. Después de pasar por la primera fase de las cinco Conferencias (así está organizada actualmente la Congregación), estamos preparando las contribuciones para la fase canónica, que será en Roma. Así que la preparación para la fase canónica ya está en marcha y recogeremos propuestas concretas para ser enviadas a esta segunda fase del Capítulo General.
¿Por qué el Capítulo General se divide en fases y qué ocurre en cada una de ellas?
Este será el segundo Capítulo General en tres fases. La primera fase se desarrolla en las mismas Conferencias (América Latina-Caribe, América del Norte, Europa, África-Madagascar y Asia-Oceanía). La segunda fase, también llamada fase canónica, a realizarse en Roma, Italia, recibe las propuestas de las Conferencias y las discierne. Las propuestas aprobadas serán enviadas a la tercera fase, que es la fase de implementación, que siempre tiene lugar en las Conferencias. Tenemos el Capítulo General en tres fases para acoger mejor las sugerencias de los cohermanos, teniendo más participación y comunión. El discernimiento se hace más fácil cuando hay una mayor participación, incluida la de los laicos.
¿Cuáles son los temas principales que se tratarán durante el XXVI Capítulo General?
El tema central es revitalizar la misión, es decir, buscar el ardor y el espíritu de nuestro fundador, San Alfonso, y también la sana tradición redentorista. En este contexto, veremos cómo testimoniar al Santísimo Redentor en este mundo herido. Un tema que será muy fuerte es la dimensión de la conversión. Como dicen nuestras Constituciones (n. 11), “los redentoristas son “apóstoles de la conversión”, ya que el objetivo principal de su predicación es llevar a los hombres a una opción radical de su vida – una decisión por Cristo – y atraerlos firme y suavemente a una conversión continua y total”. A través de la conversión personal y comunitaria, podemos revitalizar la misión redentorista en los cinco continentes, destacando nuestra vocación de anunciar la Palabra salvadora a los pobres y abandonados.
¿Cómo ves el proceso de reestructuración de la Congregación en el contexto de la evangelización misionera ante los múltiples desafíos que la Iglesia debe afrontar en este mundo herido?
La reestructuración en la Congregación es una llamada a la conversión personal y comunitaria. Las estructuras deben servir a la misión, y si algunas estructuras ya no responden a los desafíos de la evangelización en el mundo, debemos repensarlas. Por lo tanto, la reestructuración surge como respuesta a la misión. Nuestra identidad como redentoristas no cambia, pero debemos pensar en nuevas formas de acción misionera. Podemos recordar el lema de San Clemente: “Anunciar el Evangelio de una manera siempre nueva”. Aquí es donde nace la creatividad en la misión y la fidelidad a nuestro carisma.
El periodista, Brenda Melo
cortesía de “Akikolá”, mayo de 2022.