A los Miembros de la Congregación del Santísimo Redentor

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Roma, 4 de mayo de 2007
Prot. N° 0000 100/2007

Queridos Cohermanos:

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento (1Pe 1, 3-5).

Me siento feliz al escribir esta carta en pleno tiempo de Pascua cuando la Iglesia contempla la vida abundante que Dios nos concede en el misterio pascual de Jesús. Estos días van también acompañados de cambios espectaculares en la naturaleza: llega la primavera en gran parte del hemisferio norte mientras, en el sur, hace su aparición el otoño. El ritmo de la liturgia, como los cambios del mundo de la naturaleza, nos advierte del paso del tiempo.

La Congregación entra en la segunda mitad del actual sexenio. Aunque ningún acontecimiento espectacular haya caracterizado esta transición, el paso de la mitad del sexenio no ha quedado desapercibido. La Congregación concluyó la primera mitad del período de seis años entre los dos capítulos haciendo una consideración sobre sí misma. Las seis reuniones regionales de 2006 examinaron el estado de la Congregación a la luz del programa elaborado por el XXIII Capítulo General de 2003. Dichas reuniones, a las que asistieron los Superiores Mayores de la Congregación, los miembros del Gobierno General, misioneros laicos y otros, fueron experiencias memorables de fraternidad y también oportunidades para un humilde y honesto discernimiento de los signos de los tiempos y lugares.

Espero que los Superiores hayan informado ya a los miembros de sus Unidades del trabajo de la respectiva reunión regional. En esta carta, me agradaría ofrecerles algunas ideas sobre cuatro temas que estuvieron presentes en el programa de cada una de las seis reuniones: la reestructuración, la vida consagrada, África, y el XXIV Capítulo General. Estos mismos temas han estado regularmente presentes en la agenda del Consejo General de modo que puedo informar de las recientes dilucidaciones al respecto.

La Reestructuración de la Congregación

Como se recuerda, el XXIII Capítulo General dedicó gran parte de su tiempo a la discusión sobre el valor de la reestructuración en la Congregación. El Capítulo señaló que las reuniones de mitad de sexenio, en 2006, debían ser una ocasión en la que “la comisión presentara un informe completo sobre la reestructuración a los superiores mayores…incluyendo el tema para la representación en el Capítulo General de 2009” (Orientaciones, 11.3). La misma decisión atribuía a la Comisión para la Reestructuración la responsabilidad principal de esta presentación.

A este fin, la Comisión preparó un informe titulado: “La Reestructuración: un trabajo en progreso”, así como también una propuesta referente a la representación en el Capítulo General. Desgraciadamente, la última propuesta no fue recibida a tiempo de ser tratada en la primera reunión, la de la Región de América del Norte, tenida en enero de 2006. El informe sobre la reestructuración, sin embargo, fue ampliamente debatido en todas las demás reuniones. La reflexión fue muy animada gracias a la presencia en cada una de las reuniones regionales de, al menos, un miembro de la Comisión.

Con razón, la Comisión subrayó que Un trabajo en progreso no es la presentación de una especie de “producto” acabado, sino, más bien, el esbozo de unos presupuestos para la reestructuración así como también algunas propuestas concretas en orden a la misma. El objeto del documento fue alentar el debate y ulterior reflexión y, en mi opinión, este objetivo se alcanzó, al menos entre los Superiores Mayores y el Gobierno General. Si los cohermanos de las unidades participaron en este importante debate permanece siendo un tema importante y preocupante.

Durante los primeros meses de 2007, los miembros de la Comisión, con la intención de preparar un segundo documento, analizaron las reacciones producidas y aportadas en las reuniones regionales. La comisión se reunirá con el Consejo General en junio de este año para compartir su análisis y presentar nuevas propuestas, incluso algunas referentes a la posible reestructuración del Gobierno General.

El Consejo General ha reflexionado también sobre lo que escuchó en las reuniones regionales del pasado año. Por una parte, creemos que existe interés por el tema de la reestructuración y un amplio consenso respecto al trabajo de la Comisión. Hay una valoración positiva respecto a los cinco principios sugeridos para conducir el proceso de la reestructuración (Un trabajo en progreso, pp. 5-6). Hemos percibido que las (Vice) Provincias están dispuestas a ceder parte de su autonomía para responder mejor a los desafíos de la Iglesia y del mundo. Las nuevas configuraciones propuestas por la Comisión, tales como la federación, la conferencia y la red, comportan la esperanza de generar nuevas energías entre los Redentoristas en vistas a la misión que se nos ha confiado. Las Unidades individuales están superando una visión exclusivamente provincial en favor de la consideración de las prioridades regionales y sub-regionales. Parece haber también un deseo de que esta creciente solidaridad entre los Redentoristas sea reflejada en la configuración y en el proceso del Capítulo General, especialmente a través de una mayor potenciación de las reuniones regionales.

Por otra parte, nuestra reflexión revela también algunas tendencias inquietantes. El contacto con las Provincias y Viceprovincias, especialmente durante las visitas generales, nos sugiere que el debate sobre la reestructuración ha sido bastante reducido, limitándose a los dirigentes que participaron en las reuniones regionales; en muchos lugares, un considerable número de cohermanos continúa indiferente y desinformado. La reestructuración se ve más en términos negativos, como un proceso dirigido exclusivamente al hecho de la mengua o decrecimiento, en vez de verse como una oportunidad para una nueva vida. Algunas valiosas fundaciones fueron suprimidas o no se emprendieron nuevos esfuerzos debido a la renuencia de alguna Provincia a pedir ayuda a otras unidades. Las comunidades internacionales despiertan interés entre los cohermanos, pero aún no tenemos una política viable para su preparación e implementación estratégica. Finalmente, si es cierto que la reestructuración debe estar al servicio de nuestra misión, en ese caso, una falta de claridad respecto a nuestra razón de ser en la Iglesia o una noción equivocada sobre el pueblo al que somos enviados va inevitablemente a dañar o a frustrar nuestros esfuerzos por encontrar nuevas estructuras.

A pesar de los actuales obstáculos, mi opinión personal es que el gobierno de la Congregación ve la reestructuración como una auténtica oportunidad y está empeñado en llevar adelante el debate. La reunión que la Comisión para la Reestructuración tendrá con el Consejo General a primeros de junio será una importante oportunidad para elaborar una estrategia para la segunda mitad de este sexenio. Pido a los Superiores Mayores que continúen garantizando que los cohermanos sean informados del proceso e invitados a ofrecer sus propias aportaciones a la fase de discernimiento ya en marcha.

La vida consagrada

Un segundo punto que se presentó tanto en las reuniones regionales como en las sesiones extraordinarias del Consejo General fue el tema de la vida consagrada de los Redentoristas. Con otras palabras: ¿Cómo entendemos un elemento esencial a nuestra “vida apostólica” tal como la describe la Constitución I: “una vida especialmente dedicada a Dios?” Propuse este tema en el último Capítulo General y los Capitulares respondieron reconociendo “la necesidad de profundizar el significado de los votos religiosos como también el consecuente testimonio de vida” (Orientaciones, 9). La misma decisión pedía que la Congregación continuara reflexionando sobre “las consecuencias de la profesión religiosa como acto definitivo de toda la vida misionera y por la que todos (hermanos, estudiantes profesos, diáconos y presbíteros) somos verdaderamente misioneros” (Ibíd., 9.2).

Se hizo la siguiente pregunta: ¿Cómo debemos llevar adelante esta reflexión? Una buena sugerencia vino de parte del Secretariado General para los Hermanos. Teniendo en cuenta que la reciente experiencia de un año especial dedicado a San Gerardo Mayela dio buenos frutos en muchas Regiones de la Congregación, el Secretariado propuso al Consejo General un año similar dedicado a la reflexión especial sobre la vida consagrada. El Consejo General discutió esta propuesta en varias reuniones extraordinarias y la consideró una forma útil de cumplir el deseo del XXIII Capítulo General de que se llevara a cabo una profunda reflexión sobre nuestra vida en cuanto “especialmente dedicada a Dios”.

En su última reunión extraordinaria, del 28 de marzo al 4 de abril de 2007, el Consejo General decidió invitar a todos los Redentoristas a dedicar un año a la reflexión especial sobre nuestro modo de vivir la vida consagrada. Este año comenzará el 9 de noviembre de 2007, 275º aniversario de nuestro nacimiento en Scala, y continuará hasta el 9 de noviembre de 2008. Concomitantemente, durante este período de tiempo de un año, la Congregación quiere comenzar ya a pensar en otro aniversario importante. Algunas Provincias de Europa, y el propio Gobierno General, están ya en contacto con la Provincia de Viena para la celebración del centenario de la canonización de San Clemente María Hofbauer que tendrá lugar el 20 de mayo de 2009.

En su reunión extraordinaria del próximo junio, el Consejo General elaborará con mayor detalle el plan para el año especial de reflexión sobre la vida consagrada. Tras dicha reunión, se presentarán a la Congregación nuestras sugerencias y posibles ayudas, además de una Communicanda. Por ahora, pido a todas las Unidades de la Congregación que comiencen a pensar en este año especial y, particularmente, a planificar la forma de cómo puede celebrarse entre ustedes el 275º aniversario de la fundación de la Congregación en el próximo mes de noviembre. Que comiencen a considerar, por ejemplo, de qué forma en su Unidad los retiros, las asambleas, un día de retiro cada mes, una especial promoción vocacional, etc., pueden incorporarse a la planificación de este año especial. El Consejo General espera que la Congregación pueda ver este proyecto como un tiempo de dones especiales y como “un año de gracia del Señor” (Lc 4, 19).

África

El futuro de nuestra Congregación en África continúa siendo una prioridad para el actual Consejo General. Dedicamos los primeros seis meses del año 2004 a las visitas de todas las Unidades de ese continente y, debido al reconocimiento del importante trabajo de nuestros cohermanos así como a los serios desafíos que han tenido que afrontar actualmente los Redentoristas africanos, dicha Región permanece siendo un tema regular en las discusiones de nuestras reuniones extraordinarias.

En marzo de 2006, el Consejo General decidió para la Región de África ampliar la participación en la reunión de mitad de sexenio que tendría lugar en Ibadan, Nigeria, del 26 de noviembre al 5 de diciembre de 2006. Nuestra intención era la de ampliar el debate sobre los desafíos más importantes que la Congregación está enfrentando actualmente en África. En consecuencia, durante los primeros cuatro días de la reunión regional, los Superiores de África se reunieron con los miembros del Consejo General y, entre las cuestiones debatidas, estuvieron presentes los temas que formaban parte de la agenda de las otras cinco reuniones regionales de 2006. Los Superiores de las Provincias madres participaron en los últimos cuatro días de la reunión regional en cuyo orden del día entraron los temas de la reestructuración, la formación inicial y continua, y también la ayuda económica para nuestra misión en esta Región.

Creo que la reunión abrió nuevas posibilidades que fortalecerán nuestro servicio misionero. Los participantes estudiaron las ventajas de los nuevos modelos propuestos por la Comisión para la Reestructuración, especialmente los de la conferencia y la red. Se decidió crear un organismo temporal denominado “Comisión para África”, compuesto por cinco miembros: el Consultor General de África, dos coordinadores sub-regionales y otros dos miembros que serían nombrados por el Consejo General. En su reunión extraordinaria de diciembre de 2006, el Consejo General decidió ampliar su número añadiendo al P. João Pedro Fernandes, Superior de la Viceprovincia de Angola, y al P. Georges Darlix, Vicario General emérito y miembro de la Provincia de Lyón-París, a los tres miembros ex officio: PP. Athanase Nsiamina, José Collado (Burkina-Níger) y Seán Wales (Sudáfrica). La Comisión se reunió el mes pasado y sus recomendaciones iniciales serán consideradas por el Consejo General en junio.

La reunión regional dio un paso adelante en dirección también hacia una mayor cooperación en el área crítica de la formación inicial y continua. Se llegó a un acuerdo en ciertos criterios claros que controlarán la formación de los Redentoristas en África; se llegó también a un acuerdo sobre los noviciados comunes e igualmente sobre los programas sobre el acompañamiento de los cohermanos jóvenes durante la preparación para los votos perpetuos y para su eventual paso al ministerio a tiempo pleno. Será necesario un posterior debate sobre la formación teológica de los estudiantes en las Unidades de habla inglesa; a este respecto, se presentará una recomendación al Gobierno General antes del 1 de enero de 2008.

Finalmente, la reunión regional ampliada examinó el tema de una mayor solidaridad económica para apoyar nuestra misión en África. La reunión aprobó la creación de un fondo suplementario para ayudar a las Unidades en sus gastos de formación inicial. Dicho fondo suplementario se constituirá a partir de las aportaciones de las Unidades de la red africana y será administrado por una junta nombrada al efecto por la Comisión para África. El Consejo General prefirió no aprobar de inmediato la puesta en práctica del fondo suplementario propuesto. En su lugar, el Consejo pidió un posterior estudio sobre la realidad económica de nuestra misión en África pidiendo, igualmente, que antes de que el Consejo General apruebe su implementación, den sus respectivos pareceres sobre la finalidad del fondo y sobre la forma concreta de crearlo tanto el Ecónomo General como el Secretariado General de Economía y la Comisión para África.

XXIV Capítulo General

El Consejo General ha comenzado ya a preparar el próximo Capítulo General de la Congregación, previsto para 2009. Tras la consulta a las reuniones regionales sobre sus preferencias en cuanto al lugar y al mes del año, el Consejo decidió reservar el mismo local del Capítulo de 2003, el Salesianum, ubicado a las afueras de Roma. Debido a una reserva solicitada con anterioridad, el Salesianum no puede facilitarnos las mismas fechas que en 2003, por lo que estamos previendo que el Capítulo comience a mediados de octubre de 2009. Por ahora, suponemos que el Capítulo durará un mes.

El Consejo General volverá a tratar este tema en junio y tomará todas las decisiones necesarias para comenzar la preparación del Capítulo. Estén seguros de que mantendremos informada a la Congregación.

Concluyendo, me gustaría comunicar de manera convincente la gran confianza que tengo en nosotros. Creo que nuestra constante reflexión sobre el carisma de la Congregación nos confirmará en el hecho de que ésta continúa siendo un don precioso de Dios para la Iglesia y el mundo, urgiéndonos a vivir el carisma de un modo aún más profético. El debate sobre la reestructuración nos está llevando a superar una visión predominantemente provincial de la realidad mientras que nos ayuda a descubrir en nuestros cohermanos de todo el mundo muchas razones para el optimismo. ¿Cómo no sentirnos estimulados por la pasión de nuestros cohermanos africanos, como también por la apertura a nuevas estructuras de solidaridad por parte de otros cohermanos en otros continentes? Mi contacto diario con cohermanos de tantas Provincias me convence de que el Espíritu está siendo dado todavía generosamente a los Redentoristas de forma que “nuestros jóvenes vean visiones y nuestros mayores tengan sueños” (cf. Hechos 2, 17).

¡Sí, incluso en nuestros días Dios derrama parte de su Espíritu y nosotros profetizaremos!

Fraternalmente en el Santísimo Redentor,

Joseph W. Tobin, C.Ss.R.
Superior General

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