(Foto) El P. Enrique está viviendo en la Parroquia “La Rotonda” de Goya, Corrientes. La foto corresponde a un encuentro que los religiosos y religiosas de la diócesis de Goya celebraron del 25 al 27 de septiembre; el segundo encuentro convocado con motivo del Año de la vida consagrada. Dicho encuentro se concretó en el Monasterio San Alberto, ubicado en la localidad de Lavalle, provincia de Corrientes.
Hoy está de moda la búsqueda de eficiencia de los distintos grupos en imponer, aún a la fuerza, las propias ideologías, posturas y soluciones. Esta mentalidad se ha infiltrado muchas veces también en las realizaciones y vivencias de la Iglesia, donde se ha contaminado el pensar de muchos agentes pastorales con aquello del “marketing”. Lo que vende, lo que convence, lo que atrae…
Como religiosos, lo nuestro es distinto. La atracción de lo que proponemos no es por estrategias o mensajes subliminales: es por “DESBORDE” según dice muy bien el Documento de Aparecida. La misión, más que nunca no es una organización y tarea destinada a ganar adeptos y prosélitos, (esto es propio de las sectas), sino un compartir generoso y desinteresado con los demás la fascinación y la alegría de Jesucristo.
Donde lo que produce fuerte atracción es la AUTENTICIDAD Y COHERENCIA de nuestras vidas.
Es un REGALAR a otras personas sin condiciones y sin querer dominarlas, lo que nos ha llenado de gozo y plenitud en camino la experiencia del Espíritu de Dios. Aunque no volvamos a ver o encontrarnos con dichas personas, con las que estamos en “comunión” más allá de las circunstancias.
Es tomar en serio a los demás, como un fin en sí mismos y no como un medio de llevar adelante nuestros mezquinos proyectos, aunque parezcan muy espirituales.
Es una siembra de vida gratuita para que “…los otros vivan”. Lo de Jesús en el Evangelio de Juan: “…Esto ha sido escrito para que ustedes crean y creyendo tengan vida en abundancia” (cf. Jn 20,31).
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P. Enrique Domínguez, CSsR
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