La pobreza no es buscada, sino que es causada por el egoísmo, el orgullo, la avaricia y la injusticia.
II JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario
18 de noviembre de 2018
Este domingo, XXXIII del tiempo ordinario y por expreso deseo el Papa Francisco, la Iglesia celebra la segunda Jornada Mundial de los Pobres. Esta jornada, que está enmarcada con las palabras del salmo 34: “este pobre gritó al Señor y lo escuchó,” representa una oportunidad para formar la conciencia, a nivel Congregacional y con las comunidades donde llevamos a cabo nuestra pastoral, sobre la realidad de los pobres a nuestro alrededor. Además, es una forma idónea para celebrar con anticipación la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, quien se identificó con los pequeños y los pobres y quien, al final, nos juzgará por nuestras obras de misericordia.
Desde el primer numeral, nuestras constituciones nos muestran que el encuentro con los pobres constituye el núcleo que nos permite entender nuestro discipulado como cristianos y nuestra identidad como redentoristas. Algunos han afirmado que más que los destinatarios de nuestra labor pastoral, los pobres son lugar teológico y lugar de encuentro con el Redentor. Bien sabemos el impacto que tubo el encuentro de San Alfonso con los cabreros y abandonados de Scala. Antonio María Tannoia -su primer biógrafo-, nos dice que, al partir de Scala, Alfonso dejó parte de su corazón con los pastores y cabreros y lloraba pensando el modo de ayudarles. Fue la compasión por ellos la razón que llevó a San Alfonso a fundar la Congregación y la que determinó su doctrina moral, su predicación, sus escritos y toda su vida.
La intención del Santo Padre para este día busca llevarnos a tener experiencias similares y ayudarnos a encontrar con aquellos con quienes se identifica Jesús: los pobres (Cf. Mt 25, 31 – 46), porque ellos, “antes de ser un problema, son un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del evangelio” (Jornada 2017). Acontecimientos como estos nos conectan con la opción evangélica por los pobres, que no es exclusiva, sino preferencial, y que no es diferente de la opción de Cristo Redentor. En su mensaje para la jornada 2018, el Papa Francisco afirma que ésta “pretende ser una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirige a los pobres de todo tipo y de cualquier lugar para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío. Probablemente es como una gota de agua en el desierto de la pobreza.”
Por eso, en este domingo mientras celebramos la Eucaristía podríamos preguntarnos: ¿Cuál es la relación entre Eucaristía y compromiso con la justicia social? ¿Qué significan las palabras consagratorias “hagan esto en conmemoración mía” en el contexto de un mundo herido por las desigualdades? ¿Cómo leo e interpreto el anuncio de bienaventuranza a los pobres, a quienes pertenece el Reino de Dios? (Cf. Lc 6, 20). ¿Cómo se puede expresar el carisma redentorista hoy a la luz del liderazgo del papa Francisco y del contexto del mundo actual? Estos y otros interrogantes podrían ayudarnos a experimentar mejor, de manera personal y comunitaria, el espíritu de este día. Aquellos que ocupan un lugar especial en las prioridades apostólicas de los redentoristas, son protagonistas también de esta jornada y nos posibilitan avanzar en nuestro proceso de conversión para seguir proclamando la abundante Redención de Cristo en un mundo herido.
En su canto del Magnificat María proclama la grandeza del Dios que colma de esperanza a los pobres y oprimidos. Que su alabanza sea también la nuestra y que su Perpetuo Socorro siga inspirando nuestra misión.
Secretariado para la Evangelización