10 mandamientos del abogado de San Alfonso

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San Alfonso Maria de Liguori a la edad de 20 años estaba en la cima de su carrera como abogado, ya que nunca había perdido un caso en Nápoles. Fue a principios del siglo XVIII. Se dedicó a la ley de manera desinteresada y ganó todos los casos porque defendió solo los que consideraba justos.

Preocupado por la malicia y la mentira con que actuaban sus colegas, antes de abandonar su carrera y ser ordenado sacerdote, escribió una lista de comportamientos éticos que se pueden aplicar incluso hoy:

1º Jamás es lícito aceptar causas injustas porque es peligroso para la conciencia y la dignidad.

2º No se debe defender causa alguna con medios ilícitos.

3º No se debe imponer al cliente pagos que no sean obligados, bajo pena de devolución.

4º Se debe tratar la acusa del cliente con el mismo cuidado que las cosas propias.

5º Es preciso entregarse al estudio de los procesos a fin de que de ellos puedan deducir los argumentos útiles para la defensa de las causas que son confiadas a los abogados.

6º Las demoras y negligencias de los abogados son perjudiciales a los intereses de los clientes. Los perjuicios así causados deben, pues, ser reembolsados al cliente. Si no se hace así se peca contra la justicia.

7º El abogado debe implorar el auxilio de Dios en las causas que tiene que defender, pues Dios es el primer defensor de la justicia.

8º No es aceptable que el abogado acepte causas superiores a su talento, a sus fuerzas o al tiempo que muchas veces le faltará para preparar adecuadamente su defensa.

9º El abogado debe ser siempre justo y honesto, dos cualidades que debe considerar como a las niñas de sus ojos.

10º Un abogado que pierde una causa por su negligencia es deudor de su cliente y debe reembolsarle los perjuicios que le ocasione.

(a12.com)