(1 de septiembre)
En la fiesta de la Transfiguración del Señor del 2015 el Papa Francisco comunicó a la Iglesia universal la institución de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que a partir de entonces se celebra el día primero de septiembre de cada año. En su carta, con motivo de la institución, el Papa expresa su deseo de ofrecer una contribución “para superar la crisis ecológica que está viviendo la humanidad” y que nos llama a una profunda conversión ecológica (Cf. LS 217).
El XXV Capítulo General, en la decisión 12 nos hizo también un llamado a “promover actividades de desarrollo ecológico y celebraciones litúrgicas en nuestras diversas obras apostólicas.” Así, el próximo primero de septiembre es la oportunidad para fortalecer dentro de la Congregación esta conciencia ecológica que hace parte del anuncio de la Copiosa Redención de Cristo.
En la audiencia general a la Academia Alfonsiana en febrero del presente año, el papa Francisco nos recordó a los redentoristas que “la teología moral debe hacer suya la urgente necesidad de participar decididamente en un esfuerzo conjunto para cuidar de la casa común a través de formas viables de desarrollo integral.” Es así como el tema ecológico no viene a ser un tema ajeno a nuestra misión, sino parte integral de ella. Si tomamos en serio la crisis ecológica actual y el llamado que hace el Papa especialmente en su encíclica Laudato Si, nos daremos cuenta que los bienes de la Redención abundante son ofrecidos también a nuestra Casa Común; nos atrevemos a afirmar que ella entra dentro de la categoría de “los más abandonados,” pues esta Casa Común está viviendo hoy condiciones ecológicas inaceptables. Todo esto tiene mucho que ver con nuestro carisma redentorista, ¿cómo lo podemos integrar en nuestras realidades concretas?
Muchos países han reportado haber alcanzado, durante el mes de julio de este año, nuevos récords en el alza de la temperatura; esto es un signo claro de que nuestra Casa Común no solo está herida, sino que también está en situación de abandono; a muchos pareciera no importarles esta realidad; y, aunque para quienes sí es motivo de preocupación, pareciera también que sus acciones no generan un gran impacto. Realidades como el cambio climático no son solo un asunto científico o político, tienen también mucho que ver con la justicia que se haga a los pobres, pues son ellos quienes en primer lugar y de manera más grave sufren sus consecuencias. Pero es también un asunto de fe, de espiritualidad que exige conversión.
Para llevar a cabo nuestra propia conversión ecológica dentro de la Congregación y favorecer la conversión de las personas entre las que desplegamos nuestro carisma, se hace necesario involucrarnos en actividades de formación, concientización y profetismo de acuerdo a las circunstancias propias de cada unidad y conferencia. Alrededor de la celebración de la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación, al interior de algunas comunidades religiosas se está promoviendo, por ejemplo, un ayuno de carne y aceite de palma como expresión del deseo de proteger los bosques tropicales y cuanto ellos contienen. Otros celebrarán esta jornada reduciendo el uso de plástico en sus comunidades. Muchos otros prepararán servicios litúrgicos y de oración, campañas y materiales de formación. En realidad, no existe una fórmula única para celebrar esta jornada; cada comunidad encontrará la forma más adecuada de hacerlo. Lo que es cierto es que compartimos una única preocupación y una única misión: la de ser testigos de la redención en solidaridad con el mundo herido.
Secretariado General para la Evangelización
Los siguientes vínculos ofrecen recursos y materiales que nos pueden inspirar y que podemos usar de acuerdo a las circunstancias particulares:
http://seasonofcreation.org/es/resources-es/denominational-resources-es/
https://www.un.org/es/climatechange/