Ciudad del Vaticano, 16 de marzo de 2020
Queridos consagrados y consagradas:
El Senor nos esta hacienda vivir esta cuaresma del ano 2020 de una manera muy particular, de una manera que nadie podia pensar o imaginar y que realmente requiere cada dia de cada uno de nosotros un cambio decidido de estilo y de modo de vida.
Normalmente en cuaresma se multiplican las iniciativas de caridad y los momentos fuertes de oracion y reflexion para prepararnos con un espiritu renovado y purificado a las fiestas pascuales, y en nuestras comunidades los momentos de celebracion y de reunion se hacen tambien mas intensos. Sin embargo, este ano estamos llamados a vivir el tiempo fuerte de la fe, siempre con la misma intensidad, pero de maneras completamente diferentes.
El testimonio mas eficaz que podemos dar es, en primer lugar, la obediencia serena y convencida a lo que nos piden los que nos gobiernan, tanto a nivel estatal como eclesial, a todo lo que se dispone para la salvaguardia de nuestra salud, como ciudadanos privados y como comunidades.
Es un deber de caridad y de gratitud que cada uno de nosotros, individualmente y como comunidad, intensifiquemos la oracion incesante por todos los que nos estan ayudando a vivir ya superar estos momentos difkiles. jAutoridades, gobernantes, profesionales de la salud de todos los niveles, voluntarios de Proteccion civil y Fuerzas armadas, todos aquellos que ofrecen su valioso trabajo por esta calamidad sean objeto de nuestra oracion y del ofrecimiento de nuestros sacrificios! No dejemos de dar la valiosa aportacion que cada uno puede dar con una oracion continua e incesante
Pensamos en primer lugar en las comunidades de contemplativas que quieren ser signo tangible de oracion constante y confiada por toda la humanidad. Pensamos en los muchos hermanos y hermanas mayores que acompanan cada dia con su oracion el ministerio y el apostolado de los que, en activo, se gastan con todas sus fuerzas para llegar a cada hermano y hermana necesitados. En estos dias, con aun mayor impetu, intensificad este precioso e insustituible apostolado vuestro, con la certeza de que el Senor no tardara en escucharnos y en su misericordia infinita alejara un flagelo tan grave.
jOfrezcamos con alegria al Senor el gran sacrificio que comporta no participar en la celebracion eucaristica! Vivamoslo en comunion con todos aquellos que cotidianamente no lo pueden hacer por la falta de sacerdotes.
Aquellos que puedan no dejen de mostrar signos concretos de cercania a nuestro pueblo, siempre en conformidad con las disposiciones dadas por las autoridades a este proposito, yen total fidelidad a nuestros carismas, como en todas las epocas de la historia pasada y reciente, compartamos los sufrimientos, las ansiedades, los temores, con la confianza cierta de que la respuesta del Senor no tardara en llegar y pronto podremos cantar un solemne Te Deum de accion de gracias.
El Papa Francisco, precisamente ayer, haciendose peregrino ante la Virgen Salus Populi Romani y el Crucifijo que salvo a Roma de la peste, nos ha querido recordar que los medias a nuestra disposicion para erradicar desgracias y calamidades son en nuestros tiempos, tan tecnol6gicos y avanzados, los mismos que usaron nuestros antepasados. Oracion, sacrificio, penitencia, ayuno y caridad: armas poderosas para arrancar del Corazon Eucaristico de Jesus la gracia de una curacion total de una enfermedad tan insidiosa.
Queridas hermanas y queridos hermanos, a traves de los medias modernos de comunicaci6n tenemos la posibilidad de participar en celebraciones y momentos formativos; jtenemos la posibilidad de sentirnos menos solos y aislados y de hacer llegar nuestra voz a las comunidades mas lejanas! Demos a todos un signo de esperanza y de confianza y, aun viviendo con ansiedad y aprensi6n estos dias, estemos convencidos de que hacienda bien cada uno nuestra parte, ayudamos a la comunidad a salir de la presente hora oscura.
Acojamos con entusiasmo la invitaci6n del Papa y encomendemonos ahora con toda nuestra fe a la querida Virgen del Divina Amor. Recemos todos los dias, por la manana y por la noche, la oraci6n del Papa. 11Tu, salvacion del pueblo, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveeras para que, como en Cana de Galilea, pueda volver la alegria y la fiesta despues de este momenta de prueba11 •
Que ella, la querida Madre del cielo, nos ayude a vivir estos dias dificiles con tanta esperanza, con una renovada unidad, con verdadero espiritu de obediencia a lo que se nos ordena, con la certeza de llegar a traves de esta prueba, a la hora bendita y gloriosa de la resurreccion.
Os saludamos a todos con afecto y con estima deseando que la luz y el amor que provienen del Misterio Pascual del Senor penetren toda vuestra vida.
João Braz de Aviz, Prefecto
José Rodríguez Carballo, O.F.M., Arzobispo Segretario
LETTERA MARZO 2020 ES (archivo pdf)