En julio de 1830, en la capilla de las Hijas de la Caridad, en la Rue du Bac de París, la Virgen María se apareció a Santa Catalina Labourè.
En las visiones que siguieron, durante varios días, María indicó a los religiosos la Medalla Milagrosa como una efigie de amor y bondad para ese momento particularmente difícil.
El Santo Padre Francisco, este año, con motivo de los ciento noventa años de las apariciones marianas, el pasado 11 de noviembre quiso bendecir una estatua de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, para llevarla en peregrinación a muchas diócesis de Italia.
La peregrinación comenzará el 1 de diciembre, pero del 27 al 29 de noviembre, la Virgen del milagro se detendrá en la parroquia romana de San Gioacchino en Prati.
La propuesta, solicitada por el párroco redentorista Padre Pietro Sulkowski, confirma el culto mariano y alfonsiano que existe en el templo romano.
San Alfonso María de Ligorio, fundador de los Padres Redentoristas que dirigen la parroquia, fue un gran amante de María y el culto a la Theotokos lo difundió con sus escritos e intensa predicación.
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