(Del Blog de la Academia Alfonsiana)
En el reciente mensaje (23.03.2021) que el Pontífice envió al Moderador General de la Academia Alfonsiana, enumeró una serie de desafíos a los que la teología moral debe responder: “la pandemia y el trabajo en el mundo post-Covid, la asistencia médico social para todos, la defensa de la vida, los interrogantes que nos llegan de la inteligencia artificial, la salvaguarda de la creación, la amenaza antidemocrática y la urgencia de la hermandad” para luego añadir “Ay de nosotros si en este compromiso evangelizador separamos el “grito de los pobres ”del “clamor de la tierra”.
En varias ocasiones el Pontífice ha invitado a la humanidad a asumir con determinación el “grito” de los pobres y de la tierra. Si esta invitación ya estaba presente en la Evangelii gaudium (cf. n. 187), se hizo fuerte primero en la encíclica Laudato Sì (cf. n. 49) para ser señalada como una instancia que desafía la conciencia en la exhortación apostólica postsinodal Querida. Amazonia (cf. núms. 8, 52).
En mayo de 2015, el Papa Francisco publicó la encíclica Laudato si ‘, lanzando una enérgica advertencia por una ecología integral que debe centrarse en la preocupación por la naturaleza, la defensa de los pobres y el compromiso social por el bien común, se está volviendo profético.
Precisamente en esta encíclica el Pontífice nos invita a escuchar el grito de la tierra, recordando que “el clima es un bien común, de todos y para todos” (n. El aumento de la práctica del cambio de uso de la tierra, principalmente la deforestación en lugar de la agricultura”. De hecho, los cambios climáticos provocados por el uso indiscriminado de los recursos de la tierra también están ejerciendo presión sobre la agricultura. La agricultura, nacida hace más de diez mil años en Oriente Medio, ha contribuido al cambio de sociedad de nómada a estable y, de igual forma, ha favorecido la protección del territorio evitando la caza indiscriminada.
El mundo de hoy necesita la agricultura porque ante el creciente número de la población mundial, se requiere una mayor producción de alimentos. Actualmente las formas agrícolas que se practican masivamente utilizando fertilizantes y pesticidas afectan el cambio climático, la contaminación y la propia salud humana.
En este cambio social es necesario promover y difundir proyectos agroindustriales sostenibles ya que pueden garantizar la salud de las personas, mejorar la calidad de vida de los productores, promover el desarrollo económico solidario, salvaguardar los derechos humanos, promover la equidad social … el aprovechamiento de los recursos naturales. abonos con el cambio periódico de cultivo para no empobrecer el suelo, y la protección de los acuíferos, nuestro mayor tesoro. La propia “Agenda 2030” para el Desarrollo Sostenible de las personas, para el planeta y la prosperidad del planeta nos invita a avanzar en esta dirección.
Promoviendo buenas prácticas como la sensibilización de los operadores, el uso correcto de fertilizantes naturales, el uso de energías renovables, es posible garantizar un futuro para las próximas generaciones.
Frente a estos desafíos de época, creo que una de las tareas de la teología moral es formar una conciencia social que sepa acoger el grito de la tierra. Como educadores de conciencia, es necesario apoyar proyectos que sepan poner el conocimiento biodinámico en el centro, para una ecología integral.
pag. Alfonso V. Amarante, CSsR