“C” de cuerpo

0
927

(del Blog de la Academia Alfonsiana)

El filósofo francés Gilles Deleuse (1925-1995) realizó una grabación -disponible en francés en Youtube- titulada L’Abécédaire de Gilles Deleuse en la que ofrece comentarios filosóficos sobre términos que comienzan con a, b, c, d, etc.
Inspirado por esta idea, pretendo hacer lo mismo con una serie de términos utilizados en fenomenología. Estos breves comentarios están destinados a quienes sienten curiosidad por esta rama relativamente nueva del conocimiento pero no han tenido la oportunidad de estudiarla.

Empezaremos por la “C” de Cuerpo. Un fenomenólogo que ha centrado considerable atención en el cuerpo es también el francés Maurice Merleau-Ponty (1908-1961). ¿Cuál es su principal percepción del cuerpo? Quizás esto podría expresarse diciendo que, para él, el cuerpo no es un mero objeto en el mundo sino una apertura o una apertura al mundo (el término “apertura”, si se toma como un verbo, tiene la ventaja de resaltar la dinámica de la naturaleza de este contacto).

Cuando decimos que el cuerpo no es un mero objeto, reconocemos que, en un sentido limitado, el cuerpo también es realmente un objeto: si se coloca en una tina, desplazará una cierta cantidad de agua al igual que lo hacen otros objetos. Merleau-Ponty es, sin embargo, vehemente en su denuncia de nuestra incorregible tendencia a pensar en el cuerpo como un objeto, aunque teóricamente podríamos aceptar que esta no es una forma adecuada de entender quiénes somos.

Cuando decimos que el cuerpo es una apertura al mundo, debemos considerar con mucho cuidado lo que entendemos por “mundo”. Con demasiada frecuencia también pensamos en el mundo como un gran objeto o una colección de objetos. En fenomenología el mundo es un evento, es decir, el mundo está sucediendo, no es un hecho consumado sino lo que se manifiesta minuto a minuto (= fenómeno). Podemos entender verdaderamente el cuerpo como una apertura al mundo solo si captamos la idea del mundo de esta manera. Los dos conceptos están absolutamente relacionados. A través de los cinco sentidos y de la conciencia (¡C de Conciencia será nuestra próxima publicación!) El cuerpo que soy tiene la extraordinaria capacidad de “salir” al mundo o dejar que el mundo “entre” en mi mismo. En Sein und Zeit, Martin Heidegger afirma audazmente que “La apertura es la forma fundamental del ser del Dasein” (“Erschlossenheit ist aber die Grundart des Daseins …”, 1984, p. 220). Entonces no es que haya un sujeto ya constituido que luego decida abrirse al mundo, más bien su apertura al mundo constituye su existencia. Siguiendo esta línea de pensamiento, Merleau-Ponty insiste en que el cuerpo es nuestra forma de estar en el mundo, es lo que hace posible nuestra participación en el evento mundial. El cuerpo es, insiste, un sistema de sistemas de acción en el mundo. Como espero que surja más claramente a medida que examinemos algunas otras letras del alfabeto, las consecuencias para la ética y, por lo tanto, también para la teología moral fundamental, no podrían ser más colosales.

P. Martin McKeever, CSsR