Los laicos redentoristas de la parroquia Nuestra Señora de los Desamparados de Nazaret (Valencia) se han reencontrado. La reunión, que fue la primera de forma presencial después de la pandemia tuvo lugar el pasado 24 de octubre. Fue un momento festivo para todos.
En el encuentro, organizaron el presente curso y pusieron en marcha nuevas actividades para darle un nuevo enfoque al grupo. Después de 28 años, se encontraban en un momento de transición y todos los asistentes “escucharon al Espíritu para que nos mostrara qué es lo que necesitamos en este momento porque la dinámica de los últimos años ya la teníamos agotada”, según ha asegurado uno de los asistentes. El periodo de pandemia posibilitó el silencio y la tranquilidad necesaria para esta vuelta tan festiva y fructífera.
Durante la pandemia comenzó un Espacio de Espiritualidad en mitad de la vida, con la intención de ofrecer un espacio de silencio y oración a todas las personas que deseasen compartirlo con el grupo. Este curso se ha abierto una nueva sede de estos silencios en la parroquia de la Purísima de Bétera, una población cercana a Valencia.
Además, se van a ampliar las actividades de este espacio para hacer dos ciclos de mini-conferencias abiertos a quien esté interesado, tanto en la parroquia de Nazaret como en la de Bétera. En ellos ofrecerá “aquello que hemos trabajado durante tantos años y lo que supone nuestra vocación como laicos redentoristas en la sociedad”, ha destacado el portavoz del grupo. “Se trata de ver que la espiritualidad y el silencio nos llevan a dar y ofrecer lo que somos a los demás”. Los ciclos se titularán “Dar frutos”.
En esta nueva etapa que ahora comienza, el grupo se reunirá menos para centrarse en ofrecer lo que son a otros laicos y a otras parroquias. En palabras del portavoz: “Queremos ampliar nuestra dimensión misionera y de anuncio de una buena noticia que nos conforma como personas y nos ayuda a estar en la vida dando más que recibiendo o exigiendo. Deseamos que nuestra faceta misionera sea la que predomine en los próximos años en nuestra actuación”.
En todo este proceso de discernimiento y de nuevas perspectivas, el portavoz asegura que se han sentido acompañados en todo momento por la comunidad de Valencia que “nos apoya y respalda en todo”. Junto a ellos, cada uno con su propio carisma, “intentamos anunciar la buena noticia del Evangelio y ser misioneros en la diócesis de Valencia”. Y concluyó: “No podemos más que estar agradecidos a este clima de confianza y armonía que produce frutos abundantes”.