Mensaje del Superior General sobre la vocación misionera redentorista y la Jornada Mundial de los Pobres

0
1906

Roma, noviembre 6 de 2021

Conmemoración de los mártires redentoristas españoles de Cuenca

Prot. N. 0000 171/2021

Apreciados cohermanos, hermanas y asociados laicos,

El domingo 14 de noviembre celebraremos la séptima Jornada Mundial de la Vocación Misionera Redentorista. En cada una de nuestras Comunidades e Iglesias Redentoristas daremos gracias a Dios por el don de esta vocación misionera a la Congregación y oraremos para que otros acepten también esta llamada. Con las familias de nuestros asociados laicos, y en los monasterios y comunidades de las hermanas afiliadas a nuestra Familia Redentorista, reconocemos y agradecemos a Dios por la comprensión cada vez más creciente de que todos juntos estamos llamados a compartir esta vocación misionera.

Hermanos y hermanas, nuestro mundo ha experimentado recientemente realidades muy difíciles y desafiantes que afectan de manera particular a los más vulnerables alrededor nuestro, a los pobres, a los marginados y abandonados. Aunque algunos países y sociedades parecen estar superando lentamente la crisis provocada por la pandemia del Covid-19, otros aún están enfrentando sus efectos más graves, en gran parte debido a la falta de vacunas y programas de vacunación. Esto sucede especialmente en los países con recursos económicos muy limitados.

Al leer el pasaje evangélico de Marcos para este domingo, dentro de las circunstancias de este año en particular, nos sentimos identificados con el lenguaje y las palabras de Jesús. Es como si, en verdad, los poderes del cielo y de la tierra se estuvieran estremeciendo. Jesús está hablando de nuestro mundo actual, y de nuestras experiencias durante este año.

Esta pandemia ha levantado el velo que en ocasiones también cubre tantas otras crisis en nuestro mundo herido. Ahora, más que nunca, somos más conscientes de la creciente amenaza que se cierne sobre “nuestra casa común”: sobre el clima, sobre las selvas tropicales, sobre las especies en peligro de extinción, sobre la viabilidad misma de la vida en la Tierra. Las diferencias económicas que dividen nuestros países y nuestras sociedades entre ricos y pobres se han acentuado. El impacto de la polarización política, el racismo, el movimiento de los pueblos (migrantes, refugiados, desplazados, etc.) se han hecho más evidentes en todo el mundo. Hay una necesidad generalizada de paz, de oportunidades educativas, así como un aumento del pesimismo, el cinismo, la confusión y la rabia.

El tema del sexenio elegido en 2016 – “Testigos del Redentor: solidarios para la misión en un mundo herido”- ha resultado profético para nosotros, miembros de la Familia Redentorista, y para todos los discípulos misioneros que siguen al Redentor. Nunca antes habíamos sido tan conscientes como ahora de la gravedad de las heridas de nuestro mundo.

Sin duda, este es también un momento misionero extraordinario. Es un tiempo que pide a gritos un fuerte testimonio de la solidaridad, del amor y del compromiso para poder construir una nueva sociedad global y para renovar y sanar la Creación sobre las bases de la “fraternidad y la amistad social” (Fratelli Tutti). Este es el momento para vivir nuestra vocación misionera redentorista, y para ser testigos auténticos y proféticos del Redentor.

Les escribo esta carta mientras nos encontramos ad portas de la primera fase del 26º Capítulo General, que tendrá lugar en cada Conferencia. Nosotros, la Familia Redentorista como “un solo cuerpo misionero” (Cons. 2), estamos llamados a soñar juntos y a re-imaginar nuestra identidad redentorista en este mundo herido de hoy. Este es un momento importante para compartir nuestras experiencias, para sugerir ideas y nuevas iniciativas, y para invitar a otros a acoger esta vocación misionera, como Redentoristas profesos y como misioneros laicos.

Con esta carta, les hago llegar un afiche preparado por el Secretariado General de Formación. Al re-imaginar nuestra identidad redentorista, el Secretariado nos recuerda que “quien está en Cristo es ya una nueva creatura” (2 Cor 5,17). La fuente de nuestra esperanza al re-imaginar nuestra identidad es esta: que Cristo puede hacer y hace nuevas todas las cosas. Es Cristo quien nos llama a participar en esta “novedad” a través de nuestra vocación misionera.

Este año, la Jornada de la Vocación Misionera Redentorista coincide con la Quinta Jornada Mundial de los Pobres proclamada por el Papa Francisco. Esta feliz coincidencia, en lugar de distraer nuestra jornada de oración redentorista, nos recuerda que en el corazón de nuestra vocación misionera están los pobres, los abandonados y los marginados. Como nos recuerda el Papa Francisco en su mensaje, los pobres nos evangelizan y nos llaman a la conversión. De este modo, crecemos en fidelidad a nuestro carisma y nos convertimos hoy en testigos más auténticos y proféticos del Redentor. Esto, a su vez, hace que nuestra vocación misionera sea más atractiva para los hombres y mujeres que disciernen su propia llamada en la vida.

Por favor, no pierdan de vista que el ministerio de la formación para la misión se apoya en y depende de manera significativa de las colectas en las Unidades y de las contribuciones al Fondo de Solidaridad, como lo manifestó el 25º Capítulo General (Decisión 19). Es la generosidad de todos la que logra responder a las necesidades de tantos y permite a la Congregación acoger a sus candidatos, así como a los laicos que comparten nuestra misión, dentro de la Familia Redentorista.

Que al celebrar nuestra vocación misionera redentorista, junto con la Jornada Mundial de los Pobres, el ejemplo de María, nuestro Perpetuo Socorro, nos inspire a abrazar alegremente nuestra vocación. Que San Alfonso y todos nuestros santos y beatos redentoristas nos acompañen mientras respondemos a nuestra vocación misionera en este mundo herido.

Fraternalmente, en Cristo Redentor,

Michael Brehl, C.Ss.R.

Superior General

Carta en formato PDF: