F de fenomenología

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(del Blog de la Academia Alfonsiana)

El propósito limitado de este breve blog es explicar una gran ambigüedad en el entendimiento común del término “fenomenología”. No es raro leer frases como “Una fenomenología de la globalización” o “El fenómeno del racismo” o “Un enfoque fenomenológico de la inflación”. En tales oraciones se toma fenomenología casi como sinónimo de descripción y de hecho los siguientes textos suelen ser sólo eso, una mera descripción de la realidad concreta que se estudia. No hay nada en la gramática y la semántica del idioma inglés que prohíba tal comprensión de la “fenomenología” y sus variantes. Sin embargo, dado que “fenomenología” es el nombre de una rama de la filosofía todavía relativamente nueva y muy revolucionaria, lo mínimo que podemos decir es que entender la fenomenología como una mera descripción de la realidad, a la manera de un artista o un aspirante a “observador neutral”, corre el riesgo de crear confusión.

Esta ambigüedad, y la consiguiente confusión, se explica, al menos en parte, por el hecho de que la fenomenología, como rama de la filosofía, en realidad implica una descripción. La forma de descripción practicada en la fenomenología es la descripción no de la realidad dada en sí misma, sino de la experiencia humana de esta misma realidad tal como (milagrosamente diría Husserl) ocurre en la conciencia. Es precisamente esta atención al funcionamiento de la percepción, de los sentidos, del lenguaje, del significado, etc. como experimentado por un sujeto consciente que constituye la naturaleza revolucionaria de la fenomenología. No hay nada filosóficamente revolucionario en la mera descripción de realidades dadas, lo que se viene haciendo desde hace mucho tiempo…

Esta profunda ambigüedad también es relevante para la teología moral. Tomemos el ejemplo de una tesis sobre el racismo. Como hemos visto, es común y legítimo insertar un capítulo sobre “El fenómeno del racismo” en el que el autor describe esta realidad, posiblemente a través de una narración histórica. Incluso un fenomenólogo, en el sentido técnico del término, podría escribir una tesis sobre el racismo. Sin embargo, su principal interés sería comprender los factores que intervienen en la percepción de (por ejemplo) una persona negra como inferior.

Pero, una vez más, la comprensión de la percepción en la fenomenología no es tan sencilla como en el habla cotidiana (cualquiera que tenga dudas al respecto está invitado a recorrer las aproximadamente 500 páginas de la Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty). Gran parte de este libro está dedicado a ilustrar que la percepción no es lo que generalmente se piensa que es. En una palabra, un teólogo moral prudente, si está decidido a usar la palabra “fenomenología”, etc. al menos debería ser consciente y explicar el sentido en el que está usando este término tan complejo.

padre Martin McKeever, CSSR