(del Blog de la Academia Alfonsiana)
La empatía como fuente de crecimiento relacional, personal y espiritual
En nuestra última reflexión, entendimos que para Edith Stein, el acto empático se refiere a la percepción subjetiva e interior frente a la experiencia de los demás. De hecho, desde un punto de vista fenomenológico, Stein insiste en que la empatía es un conocimiento interior de lo que el otro está experimentando, y no una simpatía emocional que hace que uno sienta lo que siente el otro [1]. Por eso, siempre es necesario mirar con cierto desapego para no confundir nuestra experiencia con la experiencia del otro.
Esta comprensión empática de la perspectiva del otro favorece el enriquecimiento personal en cuanto a la percepción de uno mismo y del mundo interior del otro [2]. De hecho, según Ottone, “la experiencia del otro produce cada vez una modificación de uno mismo y de la propia identidad” [3]. En este sentido, Edith relata dos hechos significativos de su vida para demostrar cómo la empatía fue para ella una oportunidad de crecimiento relacional, personal y espiritual.
La empatía de sus compañeros de universidad, que le mostraron y destacaron sus excepcionales capacidades intelectuales [4], la ayudaron a tener mayor conciencia de su potencial y luego decidir continuar con sus estudios de doctorado. La mirada empática de sus compañeros y su reconocimiento le permitieron experimentar un crecimiento personal, desarrollando una mayor confianza en sí misma. Por tanto, Stein nos ayuda a comprender cómo a nivel interrelacional, la actitud empática constructiva de los demás puede ser un camino de enriquecimiento personal para conocernos mejor y actualizar nuestros dones y talentos dados por el Señor.
Otro hecho decisivo en su comprensión de la empatía fue la muerte de su colega Reinach, que la entristeció mucho. Cuando se reunió con la viuda de Reinach (que también era amiga de la propia Stein), pensó que encontraría a una mujer destrozada. Por el contrario, se escandalizó al ver la capacidad de esta mujer para sublimar su dolor gracias a la esperanza y la fe en la resurrección de Cristo: esto en realidad le dio la fuerza para consolar a los demás [5]. Edith se dio cuenta entonces de su percepción errónea: había proyectado su tristeza sobre ella. En un acto de auténtica empatía, Edith percibió la profundidad de la vida espiritual de su amiga. Y esta experiencia empática la transformó profundamente hasta el punto de ser la causa decisiva de su conversión al cristianismo [6]. Este ejemplo nos hace comprender cómo la comprensión empática de la experiencia de los demás puede, según Stein, contribuir a nuestro desarrollo personal y espiritual.
La empatía fenomenológica de Stein puede tener, por lo tanto, al menos dos incidencias en nuestra vida espiritual. En primer lugar, la empatía de Dios hacia nosotros se manifestó a través de la Encarnación de Jesús: de manera empática, se hizo hombre (Fil 2,5-9) [7]. Por tanto, Dios, a través de su Hijo, percibe y comprende empáticamente la realidad humana, nuestras experiencias y sufrimientos (Hb 2,18). Segundo, Cristo nos ha revelado un Dios personal que quiere establecer una relación Yo-Tú con nosotros. Por eso, el santo nos invita a volcar nuestra capacidad de empatía hacia Dios. En el sentido de que a través de una relación de empatía con Dios, podemos como hijos adoptivos (Rm 8,15) comprender y percibir en la oración y la contemplación el amor caritativo del Padre y de su Hijo por nosotros [8]. Esta experiencia espiritual y mística, gracias a la gracia del bautismo, permite a nuestra alma un conocimiento auténtico de nuestra identidad y personalidad a nivel relacional, personal y espiritual [9].
Por tanto, se puede afirmar que la reflexión fenomenológica de Santa Edith Stein, a la luz de su experiencia mística de ocho años en el Carmelo (1934-1942), le ha permitido abrir un rico camino hacia una visión cristiana de la empatía, que nos permite percibir el mundo interior del otro, pero también desarrollar una relación espiritual con el Otro [10].
Mario Boies, C.Ss.R., M.Ps.
[1] Cf. E. Stein, «Il problema dell’empatia», in E. Costantini – P. Valori et al. (ed.), Il problema dell’empatia: Edith Stein. Introduzione e note a cura di Elio Costantini. Presentazione di Paolo Valori, Studium Edizioni, Roma 1985, 89-90.
[2] Cf. Ibid., 156-157 ; M.-M. Barrié, L’empathie à l’école du Christ : phénoménologie, neurosciences, accompagnement spirituel, (Recherches carmélitaines, no. 20), Editions du Carmel, Toulouse 2020, 33-34 ; R. Körner, «L’empatia nel senso di Edith Stein: una atto fondamentale della persona nel processo cristiano della fede», Simposio Internazionale. Edith Stein: testimone per oggi, profeta per domani. Teresianum, Roma, Ottobre (1998), e4, in http://www.ocd.pcn.net/edsi_kor.htm, [Accesso: accesso: 01.06.2021].
[3] R. Ottone, La chiave del castello: l’interesse teologico dell’empatia di Gesù, Edizioni Dehoniane EDB, Bologna 2018, 132-133.
[4] Cf. C. Lippinois, «Une vie pour l’empathie: Edith Stein», Temporel (2012), e5, in http://temporel.fr/Une-vie-pour-l-empathie-Edith, [Accesso: 01.06.2021].
[5] Cf. Ibid.
[6] Cf. Ibid.
[7] Cf. R. Ottone, La chiave del castello, 525-529 ; R. Korner, «L’Empatia nel senso di Edith Stein: un atto fondamentale della persona nel processo cristiano della fede» (1998), e7, in http://www.ocd.pcn.net/edsi_kor.htm, [Accesso: accesso: 01.06.2021].
[8] Cf. C. Lippinois, «Une vie pour l’empathie», e4 ; R. Korner, «L’Empatia nel senso di Edith Stein», e6-7.
[9] Cf. M.-M. Barrié, L’empathie à l’école du Christ, 138.
[10] Cf. C. Lippinois, «Une vie pour l’empathie», e9.