El domingo 4 de septiembre, se ha celebrado una eucaristía por Nicaragua en la parroquia redentorista del Santísimo Redentor, en Madrid.
Ante la escalada represiva de la dictadura Ortega-Murillo contra la Iglesia Católica, la detención arbitraria del obispo Mons. Rolando Álvarez, otros sacerdotes y laicos, nos hemos unido a la Iglesia de Nicaragua que responde orando por sus enemigos.
Un amplio grupo de nicaragüenses amigos de la parroquia, han preparado la celebración presidida gustosamente por el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española y Cardenal de Madrid, D. Carlos Osoro. Como una Iglesia en Misión acogimos en la eucaristía a los exilados nicaragüenses en Madrid necesitados del afecto y reconocimiento de la Iglesia.
Varios obispos españoles han mostrado su solidaridad y comunión con el pueblo y la iglesia nicaragüense. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Omella, ha definido la detención del obispo Álvarez, como “injusta y antidemocrática”. Se sabe que Mons. Álvarez es inocente, como lo son los presos de conciencia, los presos políticos, los defensores de los DDHH y la comunidad de hermanas de Madre Teresa de Calcuta.
El cardenal y arzobispo de Madrid Don Carlos Osoro, hizo una llamada a dar profundidad a nuestro ser cristianos tomando conciencia de lo que significa ser hermanos los unos de los otros al seguir a Jesús. Desde esa llamada a la fraternidad en nuestra búsqueda de la paz, nos dijo: “ningún hermano puede quitar la libertad a otro hermano”.
Nuestro objetivo ha sido unirnos a los nicaragüenses que están rezando por sus enemigos. Y unirnos en oración y denuncia junto a quienes están exiliados en Madrid. Nos reunimos porque creemos en la fuerza de la oración, en el valor intercesor de Cristo. Porque valoramos la importancia de la comunión con la catolicidad de la Iglesia y en el progreso y el bien de los pueblos.
Rezamos para que vuelvan los valores democráticos, el respeto a los Derecho Humanos, la defensa de la dignidad de todos los ciudadanos nicaragüenses, los intocables derechos de la libertad religiosa y la libertad de prensa; el respeto a quienes buscando el bien de su pueblo se sitúan en la oposición.
Rezamos por los laicos sometidos al silencio del miedo, periodistas obligados a exiliarse o sometidos impunemente a prisión, sacerdotes encarcelados, obispos apartados de sus comunidades, los ponemos como Iglesia ante el Señor. Porque los encarcelados políticos son inocentes, pedimos que sean puestos en libertad.
Algunos de los presentes en la eucaristía son exiliados que han intentado no dejarse captar por las cámaras debido al temor a represalias de la dictadura contra los familiares que aún viven en su país. Oramos porque la hemorragia del exilio termine. Recordamos a los jóvenes asesinados en abril de 2018 y con especial respeto nos unimos al sufrimiento de sus madres y demás familiares.
Rezamos para que el obispo de Matagalpa pueda volver a su Diócesis y ejercer su trabajo pastoral desde los valores proféticos del Evangelio, y permanecer en la tierra que lo vio nacer.
La eucaristía terminó con danzas típicas y la distribución del Pronunciamiento del Clero de la Diócesis de Estelí, en el que con valentía preguntan a los dictadores: “¿Qué es lo que quieren?”(…)”nuestra misión es evangelizadora, pastoral, pacífica, por naturaleza somos amantes de la paz, una paz que se fundamenta en la verdad, la justicia, la libertad, el amor. Nosotros predicamos el mandamiento del amor que nos dejó Jesús. Nos esforzamos por reconciliar a las personas que ustedes dividen con su manera de proceder. Nosotros predicamos que sí es posible ser hermanos aunque seamos diferentes.”
José Miguel de Haro CSsR